Miércoles, 10 de Septiembre de 2025

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El barón de Brède
Sábado, 15 de Julio de 2023

El debate

No se habla de otra cosa, el velo mediático cubre las noticias con el resultado del debate y todo parece simplificarse a dos únicos candidatos, como si el resto no existiera, como si el interés de los grandes grupos de presión quisiera conducirnos a que el futuro político se reduce a una cuestión de elegir a uno de estos dos o ¡Como si un debate fuese a cambiar los problemas de los ciudadanos! No hay democracia si no hay pluralidad y yo estoy seguro de que ninguno de los candidatos que salieron esta semana en la televisión va a resolver nada de lo que las potencias extranjeras han previsto para nosotros. La política de España no es más que la consecuencia de lo que los EE. UU. han decidido para Europa en el gran tablero global. Y, dentro de Europa, algunos países con poderes importantes ejercen su particular ascendencia sobre España como Francia o el Reino Unido que ocupan el primer lugar en las operaciones de influencia a través de la masonería (no digo Alemania porque es un apéndice de Norteamérica) y otros no tan lejanos como Israel que condicionan tanto a los EE. UU. como a su política exterior y consecuentemente lo que tenemos que hacer en el exterior y con el dinero que nos viene de Bruselas.

 

Todo esto no quiere decir que en España no tengamos independencia pues tenemos libertad para gestionar nuestro futuro que será el producto de nuestra propia manera de entender la vida y el mundo que nos rodea, nuestro arte para funcionar, nuestro carácter y el resultado de la construcción de nuestros esquemas mentales que no van a cambiar por mucho que debatan dos candidatos. Me refiero a problemas como la parálisis de la justicia, el endeudamiento del estado, la tasa de paro, el desbarajuste universitario, el exceso de burocracia, la falta de oportunidades y la desigualdad, el deterioro de los servicios públicos y la baja productividad laboral general y, entre todo esto, la corrupción sistémica.

 

Desde que 'papá' Franco dejó este mundo los hijos de la generación de la posguerra y la democracia se dieron un gran festín de libertinaje favorecido por la tentación que suponía abrirse a ese mundo que pensaron que era mejor que el que aquí se conocía. Sin la autoridad que imponía el respeto a las normas de convivencia, la moralidad y la ley cada cual hizo lo que le vino en gana, mientras la propia justicia caía en el compadreo político y miraba para otro lado en asuntos de estado haciendo bueno aquello de que la justicia es ciega, nunca mejor dicho. Esta desviación del camino encorsetado que imponía la dictadura y la autarquía se bebió de las fuentes de la presión internacional para un alineamiento con el bloque occidental de tal forma que España dejó de ser un verso suelto eliminando su "unidad de destino en lo universal" para difuminar su personalidad en el contexto de una denominada "aldea global" y esta situación sirvió para que los más golfos y espabilados de esta fiesta aprovecharan la ocasión para progresar, los unos por el dinero, los otros por la política excitando el ego de los ciudadanos a través del discurso populista (que si el nacionalismo separatista, que si los derechos, que si la ideología, etc.) y los más pillos de la clase los que supieron aunar el dinero y la política.

 

Se han perdido los principios y se nos ha enseñado que todo vale. Sí porque de lo que se trataba era de asegurar el bipartidismo (o uno u otro). Los intereses mediáticos pierden fuerza cuando hay control al partido que gobierna, ese control puede hacerlo el partido de la oposición o también el/los partidos que formen la coalición que aúpe al presidente del gobierno que estará condicionado por los pactos que hagan posible su nombramiento. No nos engañemos lo llaman estabilidad, pero lo que les interesa a los poderosos es que sólo haya alternancia de dos en una especie de oligopolio de partidos que se lo reparten desde hace 40 años; ahora me aprovecho yo después te aprovechas tú, perdón, ahora gobierno yo, después gobiernas tú, en un ciclo que favorece la creación de redes clientelares y tramas corruptas. Y es en este contexto dónde los poderes públicos que carecen de principios pierden toda autoridad moral y son arrastrados por la corriente de corrupción a la vez que el pueblo consume embobado la boda de una marquesa cuarentona para entretenimiento y olvido de los escándalos de dinero, prostitutas y cocaína, del espionaje marroquí y de la agenda que nos dictan las potencias extranjeras.

 

Y mientras el candidato del PSOE acusa al del PP de que VOX será su pegamento trae al debate otros temas sin importancia como si las políticas de igualdad y de LGTBI fuesen la principal preocupación de los ciudadanos, en un telón de humo para evitar otros temas como las puertas giratorias en el poder judicial, que se difunda que el ciudadano José Antonio Griñán ex jefe político de Andalucía condenado por un escándalo de prevaricación y malversación de caudales públicos no ingresará en prisión o que Ceuta en lugar de progresar permanezca en un letárgico Status Quo pactado con Marruecos con el visto bueno de Estados Unidos e Israel.

 

Y hablando de progreso y de nuestra ciudad, donde todo se junta, viendo lo que hay se ahogan las esperanzas de un pueblo indolente aniquilado por su propia idiosincrasia. A la vez que un grupo de nostálgicos idealizan los tiempos de la república y militan en la izquierda por convicción otros, falsos progresistas, engolfados con los bienes materiales pretenden salirse de la clase operando todo tipo de maldades. Son gente dañina sin principios ni tradición, que se avienen a utilizar las peores estrategias para sacar rédito personal del perjuicio a sus vecinos. Y lo peor viene cuando confluyen los intereses de esta clase de gentuza de un partido y de otro.

 

Y por todo ello no puedo acabar sin aprovechar lo bueno que da la libertad para desparramar literariamente a gusto y dejar la puerta abierta a que un rayo de esperanza ilumine nuestro futuro y, por este motivo, quisiera enviar mi felicitación a Bel Blanca, Escane, Gutiérrez, y otros cuantos ciudadanos más, familiares de políticos y amigos, que con su esfuerzo han superado el procedimiento selectivo público para conseguir un puesto de trabajo fijo en la administración portuaria, mis mejores deseos para que desde su nueva responsabilidad consigan hacer de Ceuta una ciudad mejor.

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