De todas las formas de vileza humana el nepotismo es una de las más infames porque atenta contra el principio de igualdad. La igualdad es un principio del derecho natural, un derecho inalienable del ser humano y un derecho fundamental, su concepto opuesto es la opresión. El nepotismo y la opresión caminan juntos y de la mano para satisfacción del déspota y dictador y en la administración pública se concreta en el delito de prevaricación.

La corrupción en el ámbito de los recursos humanos en la administración pública en general y en los organismos públicos en particular es un problema serio y preocupa en muchos países, incluyendo España.  Esta corrupción se materializa, entre otros, en la selección de personal cuando en los organismos públicos implica situaciones en las que se manipulan los procesos de contratación para favorecer a ciertas personas o grupos, en lugar de seleccionar a los candidatos más cualificados y competentes. La falta de transparencia, la arbitrariedad, el tráfico de influencias o directamente la prevaricación son buena medida de esta corrupción. Estos actos corruptos pueden incluir el cobro de sobornos, el nepotismo (favorecer a familiares o amigos) o el intercambio de influencias. 

Desgraciadamente cuesta encontrar información actualizada sobre la situación específica en España a partir de fuentes abiertas, fiables y recientes. La principal, el Consejo General del Poder Judicial que publica los datos del número de personas procesadas por los tribunales por delitos relacionados con la corrupción, lo que no quiere decir que sean todos los casos de corrupción que existen y, ni mucho menos, que haya muchos casos que quedan sin investigar por falta de medios o de denuncias.

La realidad es que, según informa Europa Press, en el último barómetro publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas, correspondiente a abril de 2023, un 9,1% de españoles situaban a la corrupción entre los tres principales problemas de España. Y que muchos de los casos que quedan sin investigar son procesos de selección de personal que finalmente corresponden a "compromisos" de diversa naturaleza (familiar, político, económico, sindical, etc.) y son tantos que en España hemos acuñado la locución verbal propia de "tener enchufe" para referirnos a ese proceso por el cual alguien consigue un empleo público por un trato de favor, o sea, ha sido escogido "a dedo".

Son diversas las maneras y los vicios empleados por los corruptos para conseguir sus objetivos, engañar con apariencia de legalidad empleando bases prefabricadas para el perfil de un candidato concreto, pruebas psicotécnicas que en realidad son test de personalidad evaluados por empresas externas, plantillas correctoras de test previamente confeccionadas, sobres numerados que contienen exámenes a entregar a candidatos concretos, entrevistas que con su puntuación deciden el resultado y al candidato realizadas por personal no profesional, tribunales nombrados a medida de los sindicatos, etc.

Estas prácticas suceden cuando, precisamente, vemos procesos selectivos para acceder al empleo público en los que los tribunales de selección parecen actuar con neutralidad y respeto a las instituciones que representan, pero finalmente los candidatos que son seleccionados llevan apellidos que eran conocidos por todos de antemano por tener algún padrino famoso. Casualidad o no si estos casos no se denuncian, no se investigan y, en consecuencia, la situación acaba en el silencio de los corderos del que hablaba en mi artículo anterior.