El día que asumió el compromiso con Ceuta, lo hizo desde la aceptación del puesto de delegado especial de la Agencia Tributaria en la ciudad autónona. Así empezó su vinculación que, ahora, se ha convertido -pasado el tiempo y las circunstancias- en un reto permanente mientras disponga de capacidad de influencia y/o intermediación. Es un adalid de la Ciudad, muy comprometido con los ceutíes y un 'fenómeno' que no se le presta la atención debida para lo que en realidad aporta desde su trabajo personal, profesional y político.

Tras ser diputado por Ceuta obteniendo unos excelsos resultados en las pasadas Generales, fue llamado para la Junta de Andalucía y capitanear nada menos que la mayor revolución de reducción de impuestos sin parangón en los casi 40 años de historia de esa Comunidad Autónoma gestionada, hasta la llegada del PP hace pocos meses, por un PSOE que ahora debe contemplar la deriva de este territorio desde los Tribunales de Justicia (EREs incluídos).

Juan Bravo, como diría el castizo, se ha pegado entre pecho y espalda más de 1.500 kilómetros en sólo 48 horas, entre el miércoles y el viernes pasado. Sus asuntos como consejero de la Junta le llevó desde Sevilla a Madrid, vuelta a Sevilla, Málaga, Ceuta, Sevilla, Ceuta.

Tocó tierra ceutí a final de esta semana para participar en el puerta a puerta con sus compañeros de partido,  reunirse con la Confederación de Empresarios y participar en un acto del PP en la sede de la formación, volvió a la capital hispalense y este domingo regresa para recorrer colegios electorales, ponerse al servicio del equipo de trabajo de los candidatos ceutíes y ejercer, junto a su esposa, su derecho a voto en el colegio electoral ceutí que le corresponde.

Merece su reconocimiento, aunque sea desde el análisis externo y de fuera de su partido.