Sinceramente, esperaba que esta tortura de la campaña electoral hubiera terminado. Pero no. Nos han premiado con una prórroga que, bien es verdad, estaba siendo necesaria para desvelar si se va a producir un cambio que muchos esperamos.

Ha sido una campaña de autonómicas y municipales en la que se han multiplicado los envites en clave nacional, (porque no me negarás que lo del interrail o lo del cine para los jubilados solo es entendible si la oferta lo es para toda la población y si no está sujeta a la normativa local o autonómica). 

Hastiado como estoy de que me prometan cosas tan inalcanzables como esperpénticas (¿de verdad que regalar una maceta a cada madrileño es una propuesta seria?) reconozco que mi voto (o mi no-voto) está decidido, y no he querido perder el tiempo en seguir la campaña de nadie. A lo mejor por eso no tenía noticias de propuestas coherentes relativas a mejorar nuestra calidad de vida dentro de las competencias locales o regionales.

Oye, y no había terminado de salir de hacer la compra de la semana en Mercadona (que cuando uno es un antisistema lo demuestra en estos pequeños actos rebeldes cotidianos), cuando me encuentro a esa preclara luz de nuestras miserables existencias declarando un órdago a la grande, a la chica, a los pares y al juego. Hala, otra vez a escuchar la salmodia interminable del “y tú, más”.

Pero antes de que entremos en espiral me he puesto a pensar -en éso también demuestro mi rebeldía contra el sistema- y la primera conclusión del momento es que algunos van a necesitar desenterrar muchos más cadáveres. Sólo tres no parecen haber sido suficientes. Y sólo quedan cincuenta días. Y derribar muchas cruces, que éso sí que es un vivero de votos. Momento oportuno para tener una empresa de pompas fúnebres.

Y luego me ha venido el recuerdo del crimen perfecto. Ese que se cometió en la última campaña electoral cuando algún fascista (y por lo tanto asesino, sin presunto) envió varios cartuchos a nombre de varios políticos en ese momento en activo. 

Digo que es el crimen perfecto, porque se perpetró saltándose todos los controles de correos, llegando al (posiblemente superseguro) mismísimo Ministerio del Interior. Y a día de hoy no sabemos que se haya detenido a nadie. En las ocasiones en las que un descerebrado ponía fotos de políticos en blancos de tiro, o amenazaban de muerte a nuestro preclaro líder con un lanzador de patatas, no sólo fueron inmediatamente detenidos, si no que los telediarios se hicieron eco de estas importantes noticias.

Claro que, si el crimen es perfecto, no descarto una lluvia de acontecimientos similares. Ya se sabe que el criminal en serie goza repitiendo el modus operandi, máxime cuando su acción sale impune. Momento interesante para tener una armería donde se venda munición.

Total, que nos convocan a elecciones en pleno puente de Santiago. 

Auguro participación masiva, porque tal y como está la situación económica, eso del mes de vacaciones pagadas - que se inventó durante el franquismo-, se está extinguiendo bajo las lanzadas de la precariedad laboral y de la altísima inflación (esa que no para de ser la más baja de Europa desde hace varios meses). Y éso si no llegas a lo que fuera tu “segunda vivienda” y ha pasado a ser la primera de alguien ajeno. 

Por otro lado, los que si estarán fuera serán precisamente los jóvenes, a los que les hemos facilitado extraordinariamente la movilidad con lo del interrail y que, como no somos capaces de crear un puesto de trabajo para ellos, aprovecharán para abandonar las ciudades durante la canícula.

Y una última cosa. Dado que las elecciones serán precisamente en el puente de Santiago, podríamos aprovechar para que Félix Bolaños represente a las Autoridades civiles en la tradicional Ofrenda al Apóstol. Seguirá siendo ministro en ese momento, en funciones, eso sí.