
¿Y si la Guerra Civil Española no finalizó en 1939?
Creemos, porque así nos lo han contado, que el conflicto bélico que asoló nuestro país entre 1936 y 1939 finalizó en abril de ese último año, pero no sabemos, porque no nos lo han contado, si la contienda finalizó definitivamente o únicamente lo hizo en el aspecto militar.
La Guerra Civil Española fue devastadora y enfrentó a los españoles dividiéndolos en dos facciones políticas radicalmente opuestas: republicanos y nacionalistas. Tras años de combates y luchas encarnizadas, las fuerzas nacionalistas sublevadas lograron prevalecer, estableciendose una dictadura que duraría casi cuatro décadas. Sin embargo, a pesar de que la guerra concluyó, las consecuencias políticas y sociales persistieron durante mucho tiempo. La dictadura de Franco se caracterizó por la imposición de una política autoritaria y una economía autárquica que buscaba la autosuficiencia del país y, durante este período, aquellos que habían apoyado la República se vieron obligados a vivir en el exilio con sus voces y perspectivas políticas silenciadas y en clandestinidad. Otros, los que se rindieron y se quedaron, no tuvieron más remedio que aceptar la realidad, que no la derrota, porque durante los años del franquismo nunca dejaron de pensar en imponer su cosmovisión cuando tuvieran la oportunidad. En algunos casos hubo quien echándose al monte pretendió continuar la lucha armada en una especie de resistencia que llamaron "el maquis", otros como el caso del nacionalismo vasco utilizando el terrorismo como forma de oposición al nacionalismo español encarnado por el nuevo régimen.
El final de la dictadura del general Franco, tras su fallecimiento en 1975, abrió un proceso de transición hacia la democracia en España. En este contexto, se promulgó una nueva Constitución en 1978 que sentó las bases para la construcción de un Estado democrático y de derecho. Las elecciones democráticas se celebraron en 1977 y marcaron un hito crucial en este proceso de transición, pero a medida que España avanzaba hacia la democracia, también surgieron las tensiones y los desafíos políticos. El exilio republicano, que había permanecido en el extranjero durante décadas, comenzó a regresar al país y a reclamar su lugar en la vida política española, los independentismos catalán y vasco comenzaron a alzar sus voces al mismo tiempo que se proclamaba la monarquía; y, también, el resurgimiento de un renovado Frente Popular. Esta suerte de revancha política, impulsada por aquellos que se sentían agraviados por los años de dictadura y exilio, ha generado divisiones en la sociedad española. El deseo de imponer una determinada ideología y la falsa reconciliación no han hecho otra cosa que avivar de nuevo el odio entre los ciudadanos, obstaculizando la construcción de una sociedad cohesionada y en paz.
Es importante tener en cuenta que el propósito de la transición democrática en España fue, precisamente, superar las divisiones y fomentar la reconciliación, pero el renacimiento del Frente Popular con la agrupación de fuerzas de izquierdas formada por los comunistas de Podemos, los indepenentistas de ERC y Bildu y los socialistas del PSOE ha traído consigo una lucha política marcada por el discurso del enfrentamiento y el revanchismo en lugar de centrarse en la búsqueda de un consenso que permita avanzar hacia el futuro y hace dudar si, en realidad, la guerra civil concluyó verdaderamente el año 39 o si el conflicto, por el contrario, nunca terminó.
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