Diario de Campaña
La Junta Electoral desoyó las reiteradas peticiones de debate y 'protegió' a PP y PSOE
Ni lógico, ni justo, ni neutral ni preserva la calidad democrática. La Junta Electoral de Ceuta no ha atendido las reiteradas solicitudes de seis partidos políticos que han reclamado un debate abierto para confrontar programas. El proceso electoral en Ceuta ha culminado hurtando a varias candidaturas la posibilidad de confrontar propuestas y por ende, impidió al ciudadano tomar conciencia audiovisual de las capacidades de cada líder en esta situación clarificadora.
Flaco favor ha hecho la Junta Electoral a la democracia y gran favor al bipartidismo, porque PP y PSOE eran los más interesados de no poner sus "vergüenzas" a examen en la intemperie pública para que el ciudadano no encontrara la clarividencia necesaria que le sacara del marasmo, dejándonos sumidos en esas carencias de información dirigida por un órgano que parece que actuó a instancia de parte.
Quiérase o no, lo que subyace en el ambiente electoral es que PP y PSOE se han visto protegidos por un "no debate", tras la patochada de vodevil donde Vivas se erigió en el dueño y señor de lo que a su mejor saber y entender había que hacer (debatir sólo con el PSOE) y Juan Gutiérrez, consciente de que sus capacidades oratorias y de formación le convertían en una presa fácil para Juan Vivas, se sacó una nimia excusa de la chistera para argumentar con una condición de exigencia, la dimisión o cese de la número 3 de su candidatura, como si él pudiera presumir de número 3 e ignorando la presunción de inocencia a la que tanto aboga el PSOE cuando le conviene. Para Gutiérrez era la excusa perfecta para cubrir sus carencias. Y encima quedó de paradigma de la legalidad, él siendo del PSOE y con la que está cayendo.
La Junta Electoral ha cometido una omisión escandalosa, sin justificación posible, sin preservar el sagrado derecho democrático de la neutralidad, impidiendo manifestar la confrontación de posturas ideológicas o propuestas programáticas, dejando al electorado en la oscuridad para conocer conceptos ye iniciativas, por una decisión que más parece formar parte de una situación atípica e incomprensible.
Democráticamente no es de recibo finalizar un proceso electoral de 15 días huérfano de debate. Y más recriminatorio aún es que la Junta Electoral haya hecho oídos sordos a la reiterada petición que formularon todas las formaciones que concurren a esta cita del 28-M a excepción de PP y PSOE que pretendían prolongar su teatrillo de PP=PSOE que han venido compartiendo en esta última legislatura. Se ha favorecido que PP y PSOE no tuvieran desgaste ni se vieran en aprietos por su gestión.
Al fraude de los votos por correo en distintos puntos de la península, hay que añadir en el caso de Ceuta, esta situación excepcional sin parangón en otras latitudes. Ceuta sigue siendo diferente, empeñada en la desigualdad con otras Comunidades Autónomas, incluso en el proceso electoral "a conveniencia" de unos pocos.
Las urnas deben dictar sentencia para reconducir estas anomalías democráticas que tienen, menos de democracia abierta y sin tapujos, por una serie de intríngulis, vericuetos y pasividad que llevan a la desconfianza en el sistema o en quienes han de tutelarlo.
La Junta Electoral ha impedido que PP y PSOE rindan cuentas de su gestión al frente del Gobierno de la ciudad. Un buen cortafuegos para conocer muchas cuestiones, ahora protegidas y que se han dejado ocultas al silenciar la confrontación política. Estamos a años luz de otros territorios mucho más abiertos, neutrales y reconocibles. Se nos ha privado por omisión, de un derecho constitucional que legítimamente hemos reclamado sin recibir respuesta razonable. No hay peor entendedor que el que no quiere escuchar y la Junta Electoral ha hecho oídos sordos a unas peticiones formales y legítimas. Sin explicarse ni dar cuentas de las mismas, como tampoco de fijar su aplicación en un medio público bajo unas normas. Todo muy lamentable y perjudicial para el proceso electoral. Con PP y PSOE sancionados por sus irregularidades en el proceso y hasta el propio Juan Vivas.
No se explica que el debate abierto no se celebrara. En esta ocasión, el árbitro de la situación, se ha lavado las manos como Poncio Pilatos.
Ni lógico, ni justo, ni neutral ni preserva la calidad democrática. La Junta Electoral de Ceuta no ha atendido las reiteradas solicitudes de seis partidos políticos que han reclamado un debate abierto para confrontar programas. El proceso electoral en Ceuta ha culminado hurtando a varias candidaturas la posibilidad de confrontar propuestas y por ende, impidió al ciudadano tomar conciencia audiovisual de las capacidades de cada líder en esta situación clarificadora.
Flaco favor ha hecho la Junta Electoral a la democracia y gran favor al bipartidismo, porque PP y PSOE eran los más interesados de no poner sus "vergüenzas" a examen en la intemperie pública para que el ciudadano no encontrara la clarividencia necesaria que le sacara del marasmo, dejándonos sumidos en esas carencias de información dirigida por un órgano que parece que actuó a instancia de parte.
Quiérase o no, lo que subyace en el ambiente electoral es que PP y PSOE se han visto protegidos por un "no debate", tras la patochada de vodevil donde Vivas se erigió en el dueño y señor de lo que a su mejor saber y entender había que hacer (debatir sólo con el PSOE) y Juan Gutiérrez, consciente de que sus capacidades oratorias y de formación le convertían en una presa fácil para Juan Vivas, se sacó una nimia excusa de la chistera para argumentar con una condición de exigencia, la dimisión o cese de la número 3 de su candidatura, como si él pudiera presumir de número 3 e ignorando la presunción de inocencia a la que tanto aboga el PSOE cuando le conviene. Para Gutiérrez era la excusa perfecta para cubrir sus carencias. Y encima quedó de paradigma de la legalidad, él siendo del PSOE y con la que está cayendo.
La Junta Electoral ha cometido una omisión escandalosa, sin justificación posible, sin preservar el sagrado derecho democrático de la neutralidad, impidiendo manifestar la confrontación de posturas ideológicas o propuestas programáticas, dejando al electorado en la oscuridad para conocer conceptos ye iniciativas, por una decisión que más parece formar parte de una situación atípica e incomprensible.
Democráticamente no es de recibo finalizar un proceso electoral de 15 días huérfano de debate. Y más recriminatorio aún es que la Junta Electoral haya hecho oídos sordos a la reiterada petición que formularon todas las formaciones que concurren a esta cita del 28-M a excepción de PP y PSOE que pretendían prolongar su teatrillo de PP=PSOE que han venido compartiendo en esta última legislatura. Se ha favorecido que PP y PSOE no tuvieran desgaste ni se vieran en aprietos por su gestión.
Al fraude de los votos por correo en distintos puntos de la península, hay que añadir en el caso de Ceuta, esta situación excepcional sin parangón en otras latitudes. Ceuta sigue siendo diferente, empeñada en la desigualdad con otras Comunidades Autónomas, incluso en el proceso electoral "a conveniencia" de unos pocos.
Las urnas deben dictar sentencia para reconducir estas anomalías democráticas que tienen, menos de democracia abierta y sin tapujos, por una serie de intríngulis, vericuetos y pasividad que llevan a la desconfianza en el sistema o en quienes han de tutelarlo.
La Junta Electoral ha impedido que PP y PSOE rindan cuentas de su gestión al frente del Gobierno de la ciudad. Un buen cortafuegos para conocer muchas cuestiones, ahora protegidas y que se han dejado ocultas al silenciar la confrontación política. Estamos a años luz de otros territorios mucho más abiertos, neutrales y reconocibles. Se nos ha privado por omisión, de un derecho constitucional que legítimamente hemos reclamado sin recibir respuesta razonable. No hay peor entendedor que el que no quiere escuchar y la Junta Electoral ha hecho oídos sordos a unas peticiones formales y legítimas. Sin explicarse ni dar cuentas de las mismas, como tampoco de fijar su aplicación en un medio público bajo unas normas. Todo muy lamentable y perjudicial para el proceso electoral. Con PP y PSOE sancionados por sus irregularidades en el proceso y hasta el propio Juan Vivas.
No se explica que el debate abierto no se celebrara. En esta ocasión, el árbitro de la situación, se ha lavado las manos como Poncio Pilatos.






















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