
El antro marinero
El pueblo marinero proyecto del arquitecto Buades, postrimerías ochenteras de Fraiz inspiradas en el puerto Banús de dandis, yupis y Borbones de pantalones granate y americanas de dorados botones.¡Oh, insigne maravilla de la ciudad de Ceuta! ¡El Pueblo marinero, lugar de contrastes y armonías desbordantes! Durante el día, apenas se vislumbra vida en sus calles estrechas y desoladas. Tres tristes restaurantes esperan con angustia su escasa clientela, mientras unas pocas oficinas languidecen en el aburrimiento burocrático. Pero cuando la noche se cierne sobre el Pueblo marinero, oh, qué prodigio, se transforma en un paraíso inseguro y agitado.
La policía, tan diligente como siempre, acordona este exquisito rincón para proteger a la indefensa juventud de sus propios excesos. En esos tugurios disfrazados de pubs musicales, los efluvios del alcohol embriagan el aire, mientras la música estridente ensordece los oídos más exigentes. Jóvenes desenfrenados se arremolinan, como gaviotas hambrientas en torno a un montón de basura.
¿Qué importa orinar en las esquinas? La comodidad y las normas son bagatelas para la juventud noctámbula del Pueblo marinero. ¿Quién puede culparles de buscar esa íntima comunión con la naturaleza en los rincones más recónditos y oscuros de la calle? Seguro que los ancestros, en sus sueños más profundos, añoraban estos esplendorosos actos de alivio público.
Y, oh, ¿acaso podría faltar la guinda en este festín de degradación nocturna? Los valientes paladines del comercio ilícito, los señores de las drogas, encuentran en este cautivador escenario su paraíso particular. Píldoras de felicidad ilícita cambian de manos, mientras las sombras juegan a esconder sus secretos más oscuros. ¡Qué lúdico y pícaro juego el de la adicción!
Así es el Pueblo marinero, donde el día se marchita y la noche florece en un festival de desenfreno y peligro. Admirable en su propia desgracia, un canto a la oscuridad encarnado en una pequeña porción de tierra. ¡Oh, Ceuta, cuánto tienes que enseñarnos en esta magnífica farsa del ocio nocturno!
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