Las últimas declaraciones del presidente del Senado marroquí hablando abiertamente de que Marruecos se haga con Ceuta y Melilla y pidiendo a toda la colonia marroquí en España que actúe como una quinta columna para favorecer los intereses de Marruecos son un episodio más de todos los actos hostiles que ha llevado a cabo Marruecos contra España durante los últimos años.

Durante décadas dichos actos consistieron en enviar toneladas de droga y decenas de miles de inmigrantes ilegales en patera hacia nuestras costas, aparte de enviar a sus propios súbditos también hacia España, en este último caso con la inestimable ayuda de todos nuestros gobiernos de los últimos 40 años, ya fueran del PP o del PSOE, incluso también del separatismo catalán, del que algún día sabremos los pactos a los que ha llegado con Marruecos que, lógicamente, solo pueden ser letales para nuestra nación.

Pero hace unos pocos años todo cambió. Estados Unidos y su aliado israelí vieron a Marruecos como su peón ideal en el norte de África dentro del tablero de ajedrez internacional al que juegan estos dos países. El Primer Ministro israelí Netanyahu y el por entonces presidente americano Donald Trump firmaron los pactos de Abraham con varios países árabes, entre ellos Marruecos, con el objetivo de aislar a Irán, y a cambio ofrecieron apoyo militar y diplomático a Marruecos para que se pudiera anexionar el Sahara. Ambos actos (Sahara y rearme) son claramente hostiles y peligrosos para los intereses de España.

Eso solo fue el comienzo. A partir de ahí Marruecos ha redoblado el chantaje contra España con la inmigración ilegal, ha hecho lo posible para ahogar económicamente a Ceuta y Melilla, lanzó una marcha verde de miles de inmigrantes contra Canarias, nos envía a delincuentes juveniles que acaban en nuestros centros de MENAs y en nuestras calles cometiendo todo tipo de delitos, se ha apropiado unilateralmente de las aguas saharauis con el objetivo de prolongar ese control sobre las aguas del monte Trópic, donde se calcula que existen grandes cantidades de minerales como el litio, fundamental en la nueva industria de las energías renovables y no podemos olvidar esa nueva marcha verde de miles de marroquíes contra Ceuta, justificada de manera increíble por la derecha mediática como una represalia merecida por España por haber acogido al líder saharaui Ghali, como si Marruecos no hubiera llevado a cabo actos contra España mucho antes de que Ghali entrara en nuestro país.

¿Y qué decir del espionaje de Marruecos contra el mismísimo presidente de España y varios de sus ministros? algo que en cualquier país del mundo sería causa inmediata de ruptura de relaciones pero nada de eso se hizo en España. Al revés, seguimos recibiendo una humillación tras otra por parte de las autoridades marroquíes. Pegasus, recordemos, es tecnología israelí, y toda la información que se haya sacado del teléfono de nuestros dirigentes no solo está en manos de los servicios de inteligencia marroquíes, sino también de los israelíes y los americanos.

Quizá esa sea la clave de todo y quizá no sea Marruecos quien chantajea y fuerza a nuestro gobierno a llevar a cabo una política contraria a nuestros intereses. La ayuda de los americanos a Marruecos viene de lejos y la entrada de España en la OTAN y en la UE no ha cambiado esa política. Mientras España apoya a Estados Unidos en la guerra de Ucrania, (un absurdo conflicto que va contra la propia Europa), y mientras nuestros soldados protegen la frontera israelí con el Líbano, americanos e israelíes apoyan a nuestro enemigo marroquí.

Enemigo, sí. Hay que decirlo así. El expansionismo marroquí se proyecta contra España y tarde o temprano habrá un conflicto. Pero cuidado, que el enemigo lo tenemos también en casa. Y aunque el PSOE se lleva la palma de honor en este aspecto, teniendo incluso a ex presidentes y ex ministros en nómina de Marruecos, por desgracia no es solo el PSOE. Es también el PP y buena parte de la derecha mediática, que comparte con Marruecos su sumisión a israelíes y americanos e incluso es la propia Casa Real, que durante tanto tiempo le ha reído las gracias al sátrapa marroquí de turno.

El choque con Marruecos es inevitable y ante el mismo nuestras propias élites nos han traicionado y se han aliado con nuestro enemigo. Negro futuro le espera a España.