
Diario de Ceuta
Ceuta, muerta y satisfecha
Vivimos en una ciudad que se da por encantada con la situación actual. Van pasando las fechas y las elecciones se acercan, poniendo en valor a todos aquellos que necesitan posicionarse. Esa sumisión clásica ceuti que apuesta en público a caballo ganador y se dedica a hacérselo saber. Les da igual la evolución y el porvenir de nuestro futuro como pueblo, resignados y dichosos ante una decadencia más que evidente.
Los ciudadanos con intereses -y baja moral- suelen agarrarse al clavo ardiendo, posicionándose políticamente en público y moviéndose como pavos reales. Hoy en día es más que sencillo verlos, siendo las redes sociales el lugar ideal para hacer declaraciones de amor a su líder y el mejor altavoz para darle repercusión a sus "hazañas". Una conducta realmente despreciable y que se ha convertido en la receta miserable para seguir recibiendo favores. El Facebook es el mejor de los escenarios para aplaudidores, para estómagos agradecidos, para beneficiarios recompensados y aspirantes a serlo.
La sociedad ceutí ha tomado un camino sin retorno, donde superarse y buscar alternativas no entra en sus planes. El destino de nuestra tierra se basa en alargar hasta el infinito la Ceuta actual: sin economía estable, ciudad de funcionarios y sin desarrollo.
Dar visibilidad a la poca altura de miras -y al inmovilismo- tan sólo condena al mensajero, así funciona siempre en nuestro pueblo, porque salirse de la dinámica de información (no afín) -o posicionarse en un cambio- supone quedarse solo y señalado. Ese riesgo de ser un proscrito hace que el pueblo se alinee con las conductas serviles, sin sacar los pies del tiesto y admitiendo que es más sencillo seguir medrando (rastrera actitud que aquí es valorada y alabada).
Pero no hagamos al pueblo culpable por alinearse, porque ese efecto conformista viene generado desde la prensa, que se mueve a favor de obra con el gobierno de Vivas, porque sus empresas se mantienen gracias a la Ciudad Autónoma y su financiación depende íntegramente de la política. Por eso, dichos "diarios" no tienen línea editorial, ni se dedican a informar con un criterio propio, ni tienen intención de desarrollarse como empresa. El objetivo de la prensa local es posicionarse para recibir la mejor de las subvenciones -y seguir viviendo de vender el cuento que necesite el alcalde-. Sin editoriales, publicando noticias dictadas y estando feliz con ese estatus mezquino. Ciertos planteamientos de incompetencia -y amigos recomendados- sólo podrían desactivarse desde los juzgados (sabiendo interpretar el método de perros pagados con salchichas públicas). No es difícil saber que piensan desde las altas esferas de la justicia, aunque otro cantar es atreverse a poner a la luz a un pueblo profundamente podrido.
Este artículo no tendrá trascendencia, ni supondrá una reflexión válida, ni aportará nada que no se sepa, porque no hará ni cosquillas a aquellos que necesitan alargar hasta el infinito un modelo de ruina y pasividad. Porque darle a "compartir" a una opinión poco popular (bajo el criterio impuesto) puede llevarle a ser marcado como un indeseable. Tener un punto de vista distinto en Ceuta está penado y los puede llevar al mayor de los ostracismos.
La alternativa para crear una nueva realidad seguirá siendo un imposible y volverán los incautos a respaldar un oscuro horizonte. El "ande yo caliente..." que nos sentencia y mata al desarrollo social y económico de Ceuta.
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