Un escándalo mayúsculo que sigue por los oscuros caminos del silencio de las cloacas ceutíes. Tantísimos años de tan magno espectáculo -y seguimos esperando un juicio-. Un sainete con todos los ingredientes y que parece buscar una distancia temporal que haga prescribir la evidencia de los supuestos graves delitos. 

El contexto de disparate político de dicho show habría generado dimisiones en cadena en cualquier ciudad del mundo. Pero aquí, el "intocable" presidente se adelantó y dijo que nada sabía del trajín que sucedía en las oficinas de un área tan significativa como la vivienda. Curioso, cuanto menos, que en un ayuntamiento tan pequeño no se conozcan ciertas acciones y que su máximo representante político se muestre tan ingenuo. Hacerse el cándido ante la justicia no es el mejor aval (todo lo contrario), siendo llamativa la escenificación de profundo desconocimiento sobre la actividad de personas que se habían elegido con un único criterio (el suyo). 

Desde el negro de las togas locales jamás se ha sabido interpretar el controvertido contexto político de la ciudad, viviendo de puntillas y no siendo consecuente a la hora de aplicar las leyes. Porque aquí hay un denominador común, que nunca firmó nada, que siempre delega decisiones propias, que ha sido espectador de despropósitos de subordinados suyos y que actúa cual Duquesa de Alba (..."yo no sé nada, no sé nada..."). Pobre de aquellos que aún lo siguen viendo de entrañable y que, seguramente, deben guardarle la cara por favores pretéritos. ¿En cuántas situaciones ha actuado igual?. Demasiado peaje paga nuestro pueblo para tan sólo verlo pasear el pendón.

La Ceuta donde se puede ejercer un cargo durante lustros sin tener formación alguna (para una emergencia está...), donde se puede estar imputado y no dejar la política, donde ante delitos evidentes puede defenderte un abogado del Estado (imputados políticos con defensa pagadas por todos), donde está permitido dar concesiones a familiares, donde se promocionan empleos en la administración en plena precampaña y donde todo lo afín se le salva el honor por más delincuente que sea. Y todo ello defendido desde el silencio de los medios de comunicación en temas muy peliagudos (apagón informativo dictado), sumándole la "ingeniería jurídica" que juega con plazos y recursos para salvar el honor a auténticos despojos humanos. ¿Cuánto gasta la Ciudad Autónoma en abogados? ¿Qué sentido tiene defender y pagar la desfachatez de una gestión delirante?. De dicha manera, se ven en posición de volver a incumplir una sentencia por enésima vez, recurriendo hasta el infinito el nombramiento de asesores y seguir teniendo decenas para un ayuntamiento de pueblo (ahí jamás entrará la oposición, que son más de lo mismo...). 

En definitiva, desde ciertas instancias políticas se ha pensado que la justicia puede limpiar sus constantes desmanes, tratando toda causa como un trámite administrativo e incluso montando unas jornadas jurídicas para dejar ver su compromiso (nulo) con los tribunales (surrealista con los antecedentes de la Ciudad Autónoma). Ser trilero tiene un tiempo, aunque más de uno piense que nos vamos a comer el pobre truco para siempre. 

Imagínense ustedes la celebración del juicio de la macrocausa de EMVICESA en plena campaña electoral. Los Antoñito´s and company desfilando por los juzgados, exponiendo abiertamente el proceder de la Ciudad Autónoma en materia de vivienda durante muchísimos años (porque echar la historia hacia atrás llevaría a muchos conseguidores a perder el honor). Poner en valor la gestión de Ceuta en los últimos veinte años nos aclararía mucho, sabiendo el porqué estamos sin desarrollo alguno y engañados constantemente. 

Los problemas del ladrillo en Ceuta, las dificultades para obtener una vivienda, el precio -y la alta demanda- son una muestra más de en qué nos hemos convertido. Dos mundos opuestos, desde los precios más altos de España (después de Madrid) a la miseria de aquellos que no tienen oportunidad a optar a una vivienda. Las promociones de vivienda pública son ridículas -y más- después del show de EMVICESA. La prosperidad en Ceuta se marca en cada aspecto social y económico, poniendo a la luz el desastroso desarrollo de la ciudad y el fracaso absoluto de todas las propuestas.

Quizá la alternativa para Ceuta esté entre los barrotes de una fría celda, quizá su expartido rece porque no recupere su libertad, quizá tengan miedo a una contienda política, quizá todo silencio sea una cobarde defensa para no perder el bastón, quizá cuando estaba cerca no tenía defecto y cierta aspiración encendió una maquinaria sin escrúpulos. Posiblemente la trama de EMVICESA -y cómo se borran ciertas piezas constantemente- nos dé pistas de las malas artes permitidas, marcando las similitudes de tan indecoroso escenario político. 

Seguramente algunos vean con calma aquello que ignoran, pero el final está marcado y cercano para aquellos que practican el caudillaje de forma impune.