Crónica
Crónica: Hoy 7 de marzo es el cumpleaños de Javier Guerrero... en prisión
Vivas quiso captarlo infructuosamente para su causa "pepera" sin éxito porque Javier buscaba la renovación del partido y el actual "todopoderoso" presidente del PP y de la Ciudad, no aceptaba que nadie le arrebatara el liderazgo

En esta jornada del 7 de marzo, Santa Perpétua, hay que recordar el cumpleaños de un hombre que, a día de hoy, lleva privado de libertad 55 días, de ellos 53 en prisión, primero en Fuerte Medizábal y pocos días después en la del Puerto de Santa María II. Máxima seguridad para el reputado doctor, que a lo largo de su trayectoria profesional ha salvado muchas vidas. Precisamente son sus supervivientes, quienes mejor hablan de él: policías, guardias civiles, gentes del pueblo llano, a quienes el certero diagnóstico del galeno dejó en esta vida evitándoles el tránsito a otra dimensión.
Muchos de ellos, extrañados por la crudeza y rigor de la prisión preventiva sin fianza que se le aplicó, se han preguntado con no pocas dudas: ¿Por qué?
Encuentro a un guardia civil en el ascensor a los pocos días de la detención de Javier Guerrero y me dice:"De siempre le he tenido en gran estima y me he quedado a cuadros. Esto es sin duda, una movida política contra él". Bajo al garaje y otro guardia civil se muestra en la misma línea: "A mi me salvó la vida Javier Guerrero y, por muchos rumores que me han llegado sobre las imputaciones que le hacen, yo si no veo, no creo, como Santo Tomás". Camino por la calle y un hombre del pueblo me comenta: "Si no es porque Javier Guerrero me manda fuera, lo que yo creía que era algo de estómago, resultó ser una pancreatitis que por poco me lleva al cementerio. Menos mal que me operaron en Quirón". Voy por el Paseo de Colón y supe de una policía nacional para la que Javier Guerrero ha sido también su salvador: "Si no me opera de urgencias un riñón, me muero porque tenía un tumor y él me lo detectó". Todos casos reales, omitiendo las identidades para preservar la privacidad de cada uno, pero en un solo sentido coincidentes sobre el encarcelamiento de Javier Guerrero y su permanencía prolongada en reclusión: la incredulidad, la estupefacción, perplejos todos ellos, de que un hombre bueno, alguien que ha dedicado su vida a salvar vidas y curar la enfermedad con generosidad, se haya convertido en un monstruo. Un hombre al que, a diferencia de Griñán con sentencia firme de 6 años y en la calle, su situación de salud lo mantiene de paseo; Javier es grupo de riesgo por sus problemas cardíacos, su diabetes y a las revisiones que, periódicamente, ha de someterse. En previsión de este via crucis, hace meses me dijo en confianza que se había hecho un seguro de vida, "por si me pasara algo". Más vale que no, amigo.
Quienes lo han equiparado a Sánchez Prados, he de decir que yo nunca tuve la suerte de conocer al exalcalde republicano de Ceuta que, al decir de quienes sí le conocieron, era un hombre bueno que ayudaba con generosidad al prójimo. Un nivel de veneración que se refleja en el Camposanto de Santa Catalina con las flores que inundan su tumba, fruto de la admiración de quienes lo han elevado a niveles de admiración.
Javier Guerrero supo, desde hacía tiempo, que iban a por él. Un hombre con tantos amigos, conoció los "tambores de guerra" que se avecinaban. Ya lo anticipó con sus comparecencias de prensa en varios escenarios: primero en su modesta sede de Gran Vía, otras veces a las puertas de Comisaría de Policía y, en las mayores oportunidades, conversando con amigos en confianza.
Vivas quiso captarlo infructuosamente para su causa "pepera" sin éxito porque Javier buscaba la renovación del partido y el actual "todopoderoso" presidente del PP y de la Ciudad, no aceptaba que nadie le arrebatara el liderazgo. En esa conversación con testigos, allá por diciembre de 2021 no debió pensar Vivas (o, tal vez no cayó en la cuenta) que Javier Guerrero incumplía -como ahora dicen de él-, los protocolos con menores cuando se recurrió a sus servicios de apoyo por la avalancha del 17 y 18 de mayo con una invasión de cuyo número jamás el PSOE ni Marlaska han dado cuentas numéricas.
De Javier Guerrero se han dicho infamias: que estuvo sancionado por el INGESA, (extremo que él se ocupó de desmentir con la certificación oficial del organismo sanitario), después también se ha dicho (con él ya en prisión), que había pedido la jubilación por encontrarse en la cárcel; otra falacia porque la jubilación la solicitó a Jesús Lopera hacía meses atrás (quien no es persona con la que sus relaciones personales sean para tirar cohetes, sobre todo después de que el socialista diera nula decencia tras vacunarse con su familia antes que Guerrero y cuando éste fue obligado a dimitir por hacerlo, no fue capaz de defender su conducta más justificada que la del director del INGESA), Lopera no le concedió la jubilación cuando Guerrero solicitó un año más de prórroga para ver como le iba en política y así ejercer su profesión en el hospital al cumplir los 66 años que hoy no celebra por encontrarse en prisión.
La vida es un tobogan y da muchas vueltas. Quién sabe qué nos depara el mañana, porque el imprevisible futuro, puede llevar a quienes hoy se sienten triunfantes, a dar con sus huesos en escenarios indeseables y hoy para todos ellos inimaginables.
De momento, Javier Guerrero cumplirá hoy 7 de marzo su cumpleaños en prisión, allí estrena sus 66 años de vida, él que se la salvó a tantos en su trayectoria profesional. Los vericuetos judiciales con unas decisiones en su contra verdaderamente duras, son harina de otro costal así como los procedimientos que se siguen en el Juzgado número 2 de Ceuta, donde se acumulan las pruebas exculpatorias hacia Guerrero y el secreto de sumario decretado en el Juzgado número 6 por la grabación efectuada en su vehículo, precisamente con un interlocutor que se ha presentado como acusación popular contra el director del centro de menores "La Esperanza" en el Juzgado número 2 y quien el 4 de enero pasado abonó la fianza que le exigieron de 1.500 euros para poder personarse en la causa. Las casualidades y las causalidades, se entremezclan sin solución de continuidad.
Las extorsiones que ha sufrido Javier Guerrero, grabadas en audios, habrán de esclarecerse también, entre otros elemenos exculpatorios acerca de la gran "movida" política que ha sufrido. Las conductas denunciadas sobre el director del centro de "La Esperanza", acusado de presiones para denunciar con falsedad a Guerrero, es otro frente a dilucidar en sede judicial.
"Hay mucha tela por cortar", me dicen. Y debe ser cierto, porque ni los buenos son tan buenos ni los malos lo son tanto. Bien es verdad que, como dijo Otto von Bismark, "la libertad es un lujo que no todos pueden permitirse".
Confío que Santa Perpétua que se conmemora este 7 de marzo, no sea hoy un mal presagio y pronto veamos en libertrad a Javier Guerrero porque la ciudadanía no lo ve como un individuo extremadamente peligroso. Otra cosa será que alguno o alguna, le tenga fobia por razones personales de su trayectoria política.
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