
Diario de Ceuta
Ceuta sin timón
Las relaciones de ciertos empresarios con la administración define la descapitalización total de Ceuta. Los negocios de concesiones y contratos públicos son un circo de apaños entre cuatro incompetentes con mano en los despachos.
No son difícil de identificar, algunos de ellos criados a la sombra del gobierno local de Ceuta y que se han dedicado al emprendimiento patrocinado. Y con ese mérito de arrastrarse dan cobertura informativa y pagan los favores recibidos a cambio de mantenerse. A tan desprestigiado clan le recomendamos rogar, rezar y orar porque no les cambie la dirección política de la ciudad, de lo contrario el elenco de pseudoperiódicos digitales irá al limbo. ¿Se puede basar una actividad empresarial en subvenciones y concesiones? ¿Qué sentido tiene sustentar negocios que no tienen beneficios y cuestan dinero a los contribuyentes?
Utilizar las penurias de "abandonos paternales" -y el victimismo- ha sido la carta de presentación de alguno que ahora va de empresario (un verdadero necio que se le pondrá en valor en cuanto se le acaben los avalistas municipales). El perfil de arrimado en Ceuta es tan descarado que sólo pueden permitirse jugar a una carta, obviando que la "afiliación por interés" tiene caducidad. ¿Jugamos? Las vueltas se las podrán dar a caducos políticos, pero el resto no vamos a ser tan afables. Quizá, el resto no tenemos nada que perder y no soportamos el suplicio de aquellos que condicionan el comercio en Ceuta.
El triunfo empresarial de antaño siempre usó una táctica única para desarrollarse: jugarse el capital propio y aprovechar el mercado. Nunca jamás se debería haber dejado sustentar al tejido productivo por las administraciones públicas, porque papá ayuntamiento y mamá puerto no pueden seguir siendo la financiación de nadie. La oferta y la demanda se dignifican siempre con el mejor postor. Crear competencia, abrirnos a la península y dejar de ser tan provincianos sería una buena piedra de toque para comenzar a cambiar.
El mundo del comercio en Ceuta camina sin rumbo, hasta el punto de utilizar la representación del conjunto de los comerciantes para darle apoyo electoral al PP, haciendo una cobertura política descarada en plena precampaña. El destino del comercio en Ceuta debería ser profesional e imparcial, actuando sin afiliación y demostrando capacidad para crear respuestas a tantos fracasos. El uso de los medios para contar mentira -o medias verdades- nos dejan en camino de nadie, vendiendo el comercio de manera idílica, mientras somos el número uno en destrucción de negocios a nivel nacional, donde menos altas de autónomos ha habido en España en 2022 y donde sólo hay que ver las poquísimas oficinas bancarias que quedan abiertas. Una ciudad arruinada y los mismos gestores de ese deterioro siguen siendo intocables.
Fitur fue un auténtico desastre -consiguiendo sólo la llegada de cruceros que buscan el repostaje barato- (acuerdo rubricado hasta mayo para mostrar en las elecciones un teatro sin productividad alguna) y el resto son excursiones residuales que vienen subvencionadas al hotel municipal (y que lo suman en la estadística fantasiosa). Las formas son un auténtico desastre y la receta siempre es la misma, prefiriendo la inutilidad de personajes bendecidos a jugarse el tipo por cambiar. El camino trazado por Vivas sólo pueden comprárselo ese elenco de mantenidos "empresarios" sin estómago y que son los mismos que abrazan al PSOE por seguir en la brecha (la decencia política es algo que en nuestra ciudad sólo se mueve por conveniencia y nunca jamás por ideales). Un verdadero tapón para el desarrollo, condicionado por la necesidad de muchos de no cambiar y la inseguridad que les produciría a ellos una alternativa. Espero que tengáis las llaves de la celda de Guerrero bien cogidas, porque como salga a más de un aprovechado del sistema se le va a cortar la respiración.
Basar el futuro de Ceuta en PROCESA es el mayor de los disparates, aceptando una sociedad municipal creada con la excusa de repartir con su particular criterio, poniendo al personal a dedo y donde el concurso de méritos fue el típico costumbrista impuesto en los últimos veinte años. Gestores de amplios presupuestos, que nunca ofrecen resultados positivos, que no tienen experiencia en el sector privado y que intentan mover una economía donde es IMPOSIBLE importar y exportar. Un verdadero ejemplo de cómo funciona todo en Ceuta y que es vanagloriado constantemente pese no a generar absolutamente nada. El nulo beneficio de sus actuaciones lo obvian, enumerando actividades como si se tratara de un trabajo de un colegio (con la diferencia del alto coste empleado y la poca transcendencia de esas inversiones).
Dejarse engañar por el gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta -y por sus entes satélites- es dejarse morir. Una ciudad basada en embustes disimulados y en auténticos acaparadores de poca vergüenza. La ciudad está abocada a la destrucción si seguimos en la línea de amigos, compadres y falsas promesas. Unir voluntades que ofrezcan soluciones reales es la única fórmula para recuperar un espíritu robado por cuatro impresentables. No podemos seguir tirando más de 400 millones de presupuesto por incapaces y debemos cambiar el modelo necesariamente, obviando a todos los que nos han traído hasta aquí. Ceuta no puede olvidar qué podríamos ser y en qué nos hemos convertido.
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