
Diario de Ceuta
Enzarzados
Se nos presenta un futuro próximo poco alentador y nos vemos abocados a ser espectadores de un bochornoso show protagonizado por políticos. Sin llegar a entrar en precampaña, aunque lo parezca, cada uno de ellos se están construyendo canales de difusión para sus interesados mensajes.
Las disputas han perdido los parámetros del respeto y se han lanzado a herir sensibilidades de una forma soez. Así ha sucedido en nuestra asamblea durante toda la legislatura y así prometen hacer hasta mayo. La falta de cordura va a llegar hasta el mayor de los extremos, porque así se está fraguando y porque jugarse sus aspiraciones les llevará a perder los papeles.
La tensión ocupa la prensa, las relaciones entre iguales en la calle y las redes sociales, encontrándonos ante un panorama desolador, donde los responsables de apaciguar (los políticos) no hacen más que echar más leña al fuego.
Ceuta se muere sin un plan de futuro serio y ciertos políticos, que ambicionan el poder, juegan al insulto fácil que deja en evidencia la ausencia de categoría de sus acciones. Quizá, sea demasiado fácil auparse a un cargo a nivel político, vendiendo un discurso marcado desde Madrid, desconociendo el contexto de la ciudad y alcanzando un protagonismo sin méritos. Parece ser, que algunos de los que presumen de excelencia académica en Ceuta no han sabido sacar de las aulas aquello que supuestamente aprendieron. La disposición para ponerse al frente de un proyecto político debe depender de las habilidades sociales, de los valores y de tener un discurso equilibrado. El ejemplo del GIL -y las consecuencias- deberían haber dejado marcado al pueblo, aunque posiblemente no aprendimos nada y estemos cerca de repetirlo.
El presidente de la ciudad no ha sabido moderar los ánimos en cuatro años, obviando la imagen que daba la ciudad al mundo y sin saber aplicar el reglamento de la asamblea para poner cordura. De las formaciones de izquierda más de lo mismo, intentando sacar rédito de tanta discusión sin sentido y dándole cancha a ofensivos enfrentamientos.
Las batallas políticas de Ceuta jamás están basadas en importantes propuestas, sino en una rivalidad sin efecto para el ciudadano. El anodino gobierno de Vivas -y las insustanciales alternativas- cierran una baraja sin vistas a ganar partida alguna.
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