Diario de Ceuta
Nuestro destino como convidados de piedra

Acabó la cumbre de España y Marruecos dejando nuestra aduana comercial con un futuro incierto. Las conversaciones no han servido más que para aclarar la postura del país vecino, que se muestra de forma desafiante y haciendo de menos a ambas ciudades españolas en África.
El gobierno del partido socialista se ha rendido ante las presiones del reino alauita, que ya no recuerda la sumisión de Sánchez con el tema del Sahara, ni la tragedia diaria que viven sus súbditos que se lanzan al mar desesperados. Muchas son las dudas sobre qué sucede con el gobierno de España y cómo es capaz de admitir tanto desplante. Unas dudas que sólo el presidente de nuestro país sabe y que prefiere callar para no quedar señalado. Porque no se explica de otra forma cómo se puede claudicar y a la vez colaborar con ellos de forma desinteresada, creando un juego sin correspondencia y donde una de las partes no es capaz de respetar nada.
El plantón del rey de Marruecos es consecuencia de la falta de sintonía con España, que nos deja a Ceuta y Melilla en un camino de nadie. Los desencuentros nos mantienen en la mayor de las incertidumbres, siendo ajenos a nuestro futuro cercano. Porque el desastre de la cumbre ha dado como resultado que la apertura de la aduana comercial se vea aplazada sine die.
Y no, no irán Vivas y de Castro a Madrid al Ministerio de Exteriores a conocer de primera mano nuestro porvenir, ni los comerciantes ceutíes y melillenses sabrán a qué atenerse. Porque así funciona la política local, con silencios, sin alternativas creíbles y supeditados a la suerte. Nuestro modelo comercial no puede estar destinado a recibir cruceros que vienen irregularmente, motivados por el repostaje y cuyo beneficio es minúsculo.
En Ceuta nos vemos desamparados y sin saber en qué posición nos dejan las conversaciones entre ambos países. Continuar siendo un convidado de piedra nos hace más frágiles y destruye nuestro deseo de desarrollo. Para tener variables estables de crecimiento necesitamos saber qué papel ocupamos en dicha ecuación, siendo fundamental la estabilidad en los acuerdos para el desempeño empresarial y el avance del tejido productivo.
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