El tsunami originado por grabaciones de supuestas extorsiones políticas desde el PSOE, mediante un intermediario "comisionista" a Javier Guerrero y la "movida" de Antonia Palomo responsable del Área de Menores de la Ciudad Autónoma contra aquél que le ha llevado a dar con sus huesos en la cárcel, plantea una doble vertiente jurídica y política.

Y es en la situación política donde se ve implicado de lleno el candidato del PSOE local a la presidencia de la Ciudad, Juan Gutiérrez, con la intermediación grabada de un "emisario" que decía ir en nombre del secretario general de los socialistas ceutíes, donde radica el planteamiento a una posible trama de chantaje en la que se planteaba que habría consecuencias, como se han dado, en el caso de no suscribir un documento de compromiso preelectoral entre PSOE-Ceuta Avanza. Una exclusividad de escaños y desvergüenza conducente a aislar al PP o dejarlo en minoría de fuerza moral para exigir la presidencia, o una posición de privilegio en el supuesto pacto de Gobierno.

Unas triquiñuelas a las que nos tiene acostumbrados este PSOE y que esta vez quedan al descubierto por los testimonios probatorios de audios y documento. Un hecho que desde el 16 de diciembre se conocían pero que ha sido ahora, cuando se han superado unos códigos de conducta intolerables y estallan con el estruendo que una tropelía de estas características causa erosión moral, personal y política.

De ahí que ahora Juan Gutiérrez, con esta implicación que él no ha denunciado a un "supuesto" usurpador de su titularidad negociadora, se vea en entredicho en Ferraz, surgiendo los "enemigos" desde dentro del partido. Como se sabe, lo peor de una formación política es el cainismo existente como se demostró en el caso Filesa. Ya se habla de su posible recambio, poniéndose el foco en el actual delegado del Gobierno, Rafael García, hombre moderado y no tan egocéntrico como Gutiérrez a quien su intermediario daba un tratamiento denigrante, en los audios grabados.

Cuestionado Gutiérrez en las altas esferas de su formación por la "contaminación" divulgada a nivel nacional en El Debate, la otra pieza del tablero es Antonia Palomo, la "justiciera" de los MENAS, la misma que íntimamente anhelaría ocupar la Delegación del Gobierno (su secreta ambición personal tras fracasar en política) y ha llevado a los tribunales a Mabel Deu y a su compañera de partido, exdelegada del Gobierno, Salvadora Mateos.

Antonia Palomo está siendo ya un grave problema para PP y PSOE, como funcionaria está haciendo demasiado "ruido" y estarían ya  hartos de ella en ambos partidos, lo que la sitúa en el disparadero de la cuerda floja, dado que es una evidencia que las dos grandes formaciones quieren aislarse de estas conductas porque, en su día, también tuvo problemas con Jerónimo Nieto en el pasado a quien le atribuyó "sambenitos" denigrantes por sus desencuentros con este compañero de partido, a la sazón delegado del Gobiernio.

Ahora Palomo va presuntamente divulgando cuestiones con llamadas a algunos periodistas del régimen sobre los hechos que Javier Guerrero y algunos testigos describieron ante la Policía Nacional en relación a presiones en el centro de Menores La Esperanza para que MENAS declararan falsedades contra el doctor a cambio de viajar a la península. Hechos que se están investigando desde el Juzgado Nº2 de los de la ciudad.

En este ambiente de polémica y juego sucio, Gutiérrez y Palomo se han situado en la diana como objetivo de críticas por dos razones bien distintas pero concatenadas con el asunto de menores y las grabaciones intimidatorias de amenazas. Parece que la historia todavía no está escrita y en estos renglones torcidos aún quedan palabras y hechos por plasmar. Solo el tiempo determinará la solución.