Este dirigente ni es humilde, aunque lo pretenda, ni es sensato ni tampoco es coherente en sus opiniones. Se ha "paseado" este último mes en los medios afines, esos a los que él riega de millones de los fondos públicos y los impuestos de los ciudadanos para que pongan en marcha con toda la aceleración posible el botafumeiro de las alabanzas hacia su persona e ignoren la libertad de expresión por un acrecentado sentido de autocensura pensando en Don Dinero.

Lo que sucede en Ceuta con los medios de comunicación y Juan Vivas es digno de una tesis doctoral para profundizar en el vergonzoso sometimiento al poder establecido para silenciar la más mínima crítica a su gestión política.

Claro que, no es solo el botafumeiro al uso lo que demuestra la inexistencia de libertad de expresión en los ¿medios? de Ceuta, sino el sentido unidireccional hacia Vox como objetivo único de su sentido crítico opinable. En este desvío de la mirilla, más incluso que esas escopetas de feria manipuladas (trucadas) para impedir el éxito del lanzador y evitar que los premios se acumulen, es absolutamente vergonzoso que ningún medio encuentre el más mínimo atisbo de crítica hacia su único pagador, ese adalid que defiende la convivencia inexistente en Ceuta con los incendios delictivos continuos, sin olvidar la inseguridad ciudadana atemorizada por pistoleros y asesinos. Este otrora "pedigüeño" para Fátima Hamed o peregrino de subvenciones estatales, no ha variado en 21 años su hoja de ruta: pedir y seguir pidiendo, incapaz de generar riqueza o promover políticas que las alcancen.

Nadie de las múltiples empresas de comunicación ha sido capaz de defender la honra periodística, la credibilidad, su verdadera razón de ser como contrapoder, para poner con claridad cuáles son los desafueros de este presidente de de la Ciudad instalado en la comodidad, que se cree con el superpoder en sus manos y bendecido por ese otro desvariado Alberto Nuñez Feijóo, capaz de contar en sus filas "populares" con gentes cuyos antecedentes corruptos y policiales les invalidarían en cualquier partido medianamente serio de formar parte de sus filas.

La alarma que suscita Vox cuando alude a los promarroquíes y quintacolumnistas en Ceuta, no es ninguna falacia a poco que se profundice en los antecedentes que atesoran algunos personajes de ambos sexos. Solivianta especialmente a algunos políticos y al propio Vivas cuando se aludan a estos asuntos, ellos que han velado bien poco por la implantación en Ceuta de un cambio normativo que conlleve un control muchísimo más exhaustivo para quienes pretenden obtener nuestro DNI por la vía de la conveniencia que no del sentimiento patriótico español como ha podido verse y comprobarse recientemente, llamados por sus orígenes a un inusitado entusiasmo.

Que acabe este año, como tantos otros, sin que Juan Vivas haya tenido el más mínimo pudor en realizar autocrítica a su gestión y vendernos el cuento de la lechera, como en tantas otras ocasiones, es algo tan surrealista como la fórmula torticera de su discurso anual para contribuir al engaño generalizado intentando contaminar conciencias y voluntades.

Decía alguien que "tenemos lo que merecemos" y no estaba falto de razón, al soportar la ciudadanía de manera estoica, un cúmulo de desatinos, injusticias, reparto de prebendas al clientelismo político y favores a quienes se quieren hacer pasar por menesterosos sin serlo, para intoxicar a una sociedad que parece adormecida con una situación económica y social para promover una revuelta callejera como tanto gusta a la izquierda. ¿Dónde están los sindicatos con la cesta de la compra por las nubes, la inflación asfixiándonos y las hipotecas en escalada libre? Un país empobrecido bien merece alzar la voz y manifestarse en las calles. Siempre se nos habla de lo que está por llegar como ese gran legado terapéutico y, como un cuento de Navidad, se nos dice que en los próximos meses - ya que vienen las elecciones-, todo va a mejorar. Y mientras a resistir, a sufrir, a padecer, a buscarse la vida...

Estamos rodeados de payasos que juegan a políticos y políticos que son verdaderos payasos. La última de Juan Gutiérrez es en una copa con sus más allegados vendiendo que va a ser el próximo presidente. A este no le hacen falta elecciones, ni urnas, sufragios, ni nada que se le parezca: confía en el estado de imbecilidad transitorio de los ciudadanos para que acudan a las urnas con la ceguera de que el PSOE es lo mejor del mundo mundial, olvidándose del tipo de sociedad que nos quieren implantar. Busca el PSOE que se olviden todos que pacta retorcer el Código Penal para favorecer a los golpistas independentistas o con Bildu para que nos olvidemos que son hijos de ETA y aquí en Ceuta, dirigen sus fobias hacia Vox como cortina de humo recurrente, sin tener arrestos a los cambios normativos que nos conducen a la debacle social instaurada. ¿Quién se ha posicionado en Ceuta contra el esperpento del Tribunal Constitucional? Parece que la política nacional, como la democracia y el derecho, se hunde en el Estrecho.

Juan Vivas reclama una y otra vez su cantinela de igualdad con el resto de Comunidades Autónomas y él ha sido de los pocos presidentes autonómicos que no ha tenido arrestos de criticar las tropelías de Sánchez, su "querido presidente". Y aún tolera que la jueza del caso menores, no llame a declarar a Marlaska mientras su vicepresidenta se ha de sentar en el banquillo por una cuestión de política exterior que pilla de lleno al Gobierno socialista de Moncloa, el de su "querido presidente". ¿Le ha gustado a Vivas esa lealtad institucional socialista que tanto reclama? Recibe el mayor de los desprecios que pueden concederse a un "pelota" indecente, sumiso, doblegado, genuflexo con unas tragaderas vergonzosas, que emulando a su "querido presidente", unas veces dice unas cosas ("no me voy a presentar a unas nuevas elecciones") y luego la contraria (" me presento por la situación crucial de Ceuta"). En la misma línea que le secunda su secretaria general, otra que tal baila con ese juego de la Yenka (adelante, atrás, un., dos tres) que con tanta soltura practican, cuando dijo que se iba de maestra al colegio porque había acabado su etapa política.

Finalizamos 2022 como todos los anteriores desde hace 21 años: con un Juan Vivas repetitivo en el discurso, cansino y cansado, repitiendo los mismos argumentos y promesas de siempre, títere de los poderes fácticos de este pueblo, que se ha entregado al Becerro de Oro que ya saben en Ceuta quien lo idolatra. Aquí, las Tablas de la Ley son las concesiones y adjudicaciones escandalosas que siempre recaen en los mismos. Confiemos, como decía aquél en un vaticinio: "Ya pagará el francés el vino que se bebió".