
El aterrizaje ministerial descubre los temores de Gutiérrez
La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez; la titular de Defensa, Margarita Robles y la del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, se han desplazado a Ceuta en menos de quince días para apoyar al candidato socialista a las próximas elecciones, Juan Gutiérrez, quien ha hecho ver en Ferraz que será el próximo presidente de la Ciudad, garantía a la que procura aferrarse con denuedo, incluso utilizando prácticas poco ortodoxas con mediadores que "trabajan" por él en lograr acuerdos preelectorales a cualquier precio.
Esta atiquifobia o miedo al fracaso, atenaza a Gutiérrez, originándole un síndrome que puede alcanzar su bloqueo psicológico, porque ese temor intenso a fracasar llega a ser pernicioso y fatal. Este síndrome proviene de tener una imagen negativa de uno mismo ("no soy capaz, no soy suficientemente bueno"), lo que le lleva a evitar situaciones de examen. ¿Y cuál es la mejor manera? Quitarse adversarios políticos en ese camino que anhelamos para triunfar. De ahí esos pactos que se buscan desaforadamente bajo intimidaciones o amenazas veladas en esas madrugadas siniestras.
Para Juan Gutiérrez, la mochila nacional que lleva es de plomo: las excarcelaciones de abusadores de la Ley Irene Montero de aquí a las elecciones (por un desaguisado atroz de la ministra más inútil de la historia política española que va a dinamitar el Consejo de Ministros porque Sánchez no sabe cómo solucionar esa torpeza y bodrio jurídico de la ley del el "sólo sí, es sí" y violadores a la calle); las palabras de la exministra Trujillo promarroquí declarada y su apoyo a las pretensiones anexionistas de Marruecos sobre Ceuta; la rendición de Sánchez al golpismo separatista con la sedición y malversación es un castigo socialista para su líder ceutí; el indulto al corrupto Griñán que trata de evitar la cárcel pese a que lo solicite la Fiscalía; el gravísimo problema de la inmigración con los muertos en la valla de Melilla (que llevarán a la comparecencia en el Congreso a Marlaska), y las imputaciones a la exdelegada del Gobierno socialista por las devoluciones irregulares en el Tarajal, tienen su peso en oro para quienes confronten con el socialismo local y Juan Gutiérrez. ¡Estas facturas políticas no salen gratis y al final, como he indicado, suponen cargar con una mochila de plomo para hundirte en el fracaso electoral que puede llevar al líder del PSOE "caballa!" al fondo del mar o al fracaso total, pese al desfile de ministros por Ceuta.
Si Gutiérrez fundamenta su fortaleza electoral en los empleados de TRACE (algunos de los que afilió masivamente al PSOE en tiempos de Manuel Hernández, que le deben su empleo en la empresa de limpieza) y en el voto musulmán que Adil le propicie en El Príncipe, irá muy débil a una convocatoria electoral donde hay en juego otros distritos de mucho peso en las urnas en los que el socialismo no está bien visto y, menos, él como candidato.
¿Con qué cara se puede presentar en Ceuta y a nivel nacional un PSOE traidor a España cuando Pedro Sánchez se rinde a Bildu (los filos etarras y rechaza gastar un millón en investigar los 379 crímenes de ETA aún no resueltos, mientras Irene Montero tira a espuertas los millones en estupideces como encuestas para ver la hombría oculta en los hombres, llevada de esa fobia al varón como si en su psique hubiera algún atisbo traumático contra el hombre?
Si la apuesta en Ceuta y a nivel nacional es un salto al vacío a favor del despropósito, el dislate de la inutilidad para resolver la carestía de la cesta de la compra, el precio de la luz, del gas, de la inflación y de la pobreza galopante que nos asalta, y a la que nos llevan estos inútiles, supondrá un suicidio colectivo a nivel electoral con carácter masoquista y perverso.
Cuando un PSOE es rehén de todos sus aliados, la ecuación se complica por los estropicios causados con tanta cesión y llega hasta la periferia la repercusión por tantos abusos chantajistas y esto sí, señor Gutiérrez, rompe en añicos la convivencia, esa convivencia que usted tanto defiende con palabras huecas ante hechos de su partido realmente espeluznantes. Los años de honradez del PSOE se han quedado ya en un olvido macerado por los acontecimientos perversos en una historia reciente plagada de desafueros. Un gobierno que por inepcia y sectarismo resulta imprudente en sus decisiones, provoca conflicto social, por carecer de autocrítica se encamina por la senda del totalitarismo y le convierte en algo muy peligroso.
Los ministros que nos han visitado para apoyar a Gutiérrez, no se olviden que pertenecen a ese gallinero socialcomunista del Consejo de ministros convertido en una jaula con cuotas que Sánchez suscribe con todos los excesos que perpetran sus aliados. Un presidente Sánchez, cómplice de barbaridades y permisivo con sus aliados. La fórmula de golpistas indultados y terroristas en la calle, ahora también violadores con penas atenuadas "made in Montero", suponen elevar a la categoría máxima una perversión antisocial. ¿Estas es la convivencia que defiende el partido de Gutiérrez? Las prácticas socialistas en política se han convertido en "ese mortal veneno/ que en vaso de cristal quita la vida" que diría Góngora, uno de nuestros clásicos. ¡Menuda papeleta del PSOE para echar su voto a la urna de metacrilato de una mesa electoral!
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