Parafraseando a Joaquín Sabina "Pongamos que hablo de Madrid" también se podría decir en la actualidad, "pongamos que hablo del PSOE", ese partido corrupto, capaz de aniquilar la Transición política y desenterrar muertos con obsesión, de revivir la Guerra Civil y un pasado de confrontación, apuntándose de forma interesada todos los méritos democráticos desde el 82, a la vez que se olvida en esa efemérides de boato y complacencia del crimen de Estado de los GAL, esa guerra sucia infame, de la cal viva que tanto molestó en el Congreso a los socialistas y los suyos en palabras de Pablo Iglesias, el que le producía insomnio a Sánchez de solo pensar en un pacto con él, de la corrupción de los ERES de Andalucía que la "derechita cobarde" del PP no fue capaz de sacárselo en las últimas elecciones andaluzas; el PSOE del empecinado indulto al corrupto Griñán al que quieren librar de la cárcel... El mismo PSOE de los pactos que había negado en campaña electoral con independentistas, Bildu y Podemos, el de los indultos a separatistas catalanes, el mismo PSOE que ahora por la vía de urgencia, tramita la derogación de la sedición evitando los informes jurídicos del Consejo de Estado y de las más altas instancias judiciales; ese PSOE que quiere ir a las elecciones próximas con la cara manchada de afrentas continuas al pueblo, es sencillamente invotable. So pena que tengamos la mente olvidadiza, el espíritu maltrecho y la conciencia inexistente, para obviar tanto atropello, tanta tropelía en nombre de la democracia y tamaño desmán para querer utilizarnos como corderos en una vorágine de despropósitos continuos y engaños permanentes.

El PSOE pacta y pone el Estado a los pies de Bildu, esos hermanos de los terroristas de ETA, permite homenajes a los asesinos de sus propios compañeros de partido, da privilegios de acercamiento a cárceles vascas a estos crueles individuos, a la vez que minimiza los homenajes a las víctimas del terrorismo. Sin olvidarnos de las concesiones al chantaje del PNV que pone precio de oro a sus escaños.

Este PSOE que ahora quiere vulnerar la Constitución, su artículo 20, cercenar la libertad de expresión y volver al NO-DO para disponer en los medios de un espacio "parecido al tiempo", dijo el presidente del Gobierno sin ningún rubor en su cadena afín, la Sexta, es la mayor afrenta a la profesión periodística y a la libertad de pensamiento, que se produce desde la época de la Dictadura que los socialistas tanto dicen abominar y que con tanto ahínco secundan en tiempos democráticos a base de controles de todo tipo.

Este PSOE nos metió en dos estados de alarma anticonstitucionales y continúa por la senda de la ilegalidad, bordeando los preceptos legales, eludiéndolos cada vez que puede, trazando su hoja de ruta con los partidos que le apoyan bajo chantaje (Podemos, separatistas y Bildu), convirtiendo el Congreso en una caja de resonancia donde la democracia parece un elemento extraño en manos de quienes quieren destruir España y el Estado de derecho, triturando principios y valores.

Con esta tarjeta de presentación se presenta como referente el "docto" líder de los socialistas ceutíes, Juan Gutiérrez, otro que tal baila al ritmo de su gran jefe, descubriendo con mucho descaro y ninguna inteligencia, sus verdaderos propósitos en el cambio al frente de la institución de la Plaza de los Reyes: poner la Delegación del Gobierno electoralmente al servicio del partido. Para qué disimulos, se dirá este hombre surgido de la empresa de recogida de basura viaria con aspiraciones de presidir nuestra ciudad, dándose por ganador en redes sociales en el mayor desprecio al electorado que cabe, obviando las urnas y la decisión final en la concurrencia de otras formaciones políticas a las que ningunea en la misma línea que su jefe de filas, Sánchez, creyéndose ambos que están por encima del bien y del mal, donde la sociedad no cuenta como tampoco los procedimientos legales.

Esta perversa dinámica de despropósitos, con división incluida de algunos barones socialistas como Lambán y Page, por tan perverso entreguismo para librar de la cárcel a la prófuga Rovira y minimizar la pena de Puigdemont, con la promesa, veremos, del líder de la oposición Feijóo a revertir cuanto antes la reforma de la sedición anunciada por Sánchez, supongo que siempre y cuando no venga el tío Paco con la rebaja de las presiones posteriores condicionando lo que ahora se promete. Ya se sabe que "una vez metido, nada de los prometido". El peso de la púrpura y la Moncloa pueden cambiar las percepciones y los compromisos previos. Ya se sabe: el poder corrompe.

El chantaje independentista para superar la debilidad parlamentaria socialista, no puede ser nunca, una moneda de cambio como mercadeo infame a un comportamiento que engaña o miente de forma falaz en las instituciones que han de velar por la legalidad. 

Si Sabina hablaba de historias de amor y odio en una ciudad invivible en "Pongamos que habla de Madrid", Miguel de Cervantes también dijo que "los delitos llevan en las espaldas el castigo" que para Sánchez y este PSOE democráticamente irreconocible, supone que las urnas, los votos de los ciudadanos, les castiguen defenestrándolos del poder por perversos, manipuladores, mentirosos y toda una retahíla de improperios en la misma línea de descalificación para quienes tratan de moldear la democracia a su manera e interés. El castigo de los separatistas que quieren diluir han de soportarlo ellos, el PSOE, como factura electoral pendiente de pago. Réquiem por el PSOE.