Acaba de presentarse el Plan Estratégico para Ceuta como supuesta panacea a todos nuestros males y desventuras, cuando en realidad no es más que el programa electoral de PP y PSOE para las próximas elecciones basado en promesas (ya sabemos que el papel lo soporta todo) y ya empiezan a surgirle deficiencias. La desconfianza en su viabilidad es el primer motivo de alarma en el incumplimiento por razones obvias: la nula fiabilidad de Marruecos en cuestión de acuerdos bilaterales.

En la dinámica del engaño tan prodigada por el PSOE y de la que se ha contagiado el PP con tanta cohabitación en el Gobierno de la Ciudad, asistimos a esperpénticos episodios. El longevo Juan Vivas, presidente de la Ciudad ya se muestra inquieto porque el Comité de Seguimiento del mencionado Plan Estratégico parece más una entelequia que una realidad, además este medio acaba de publicar una cuestión sorprendente por prematura: la Aduana Comercial no será tal porque se impone el criterio de Marruecos para impedir un reconocimiento expreso a la españolidad de Ceuta y, el derecho comparado no contempla esa Aduana a la carta denominada de "carácter regional". Estamos ante un desvarío tal que desvanece a las primeras de cambio lo que se nos ha vendido como la solución económica de Ceuta que ha pasado, sin solución de continuidad del "Más España y más Europa" a una transición de "Más Marruecos" para volver a someternos a los caprichos del sátrapa vecino. Y desandar el camino ya andado durante la pandemia.

Ceuta Ahora en su exclusiva información alude a "una filfa" (algo falso) y con el órdago de tragar sólo pequeñas mercancías venidas del vecino país para salvarles del hambre y la penuria, mientras nuestros intereses se ven vulnerados. Ahí está la clave de ese fanático "aleluya" de los partidos promarroquíes y quintacolumnistas que veían un gran remedio "ad hoc", como si fuéramos ajenos a las maniobras extorsionadoras de Marruecos. Se trata de la gran fábula de un cuento chino que origina un sainete propio de los hermanos Álvarez Quintero: Así se escribe la historia. Los dramaturgos andaluces llamarían "Cabrita que tira al monte", para definir la tendencia promarroquí de algunos españoles de DNI y sentimiento distinto. Se trata del cuento de nunca acabar.

El foro organizado por Vox y el ECR Party en Ceuta contra la inmigración ilegal y la inseguridad en el sur de España, es el aldabonazo necesario para poner el foco en ese gran negocio de seres humanos propiciado por esas tramas que sitúan a cientos de ilegales en nuestras costas. Cabe pensar en un dato: De Senegal a España hay 1.800 kilómetros. Una patera que sale de allí a 10 nudos recorre 18,52 kilómetros a la hora, que supondrían 100 horas para llegar a Canarias, o sea más de cuatro días. Un motor de 2 tiempos de los que llevan, consume 15 litros a la hora lo que supone un gasto en combustible de 1.500 litros, lo que unido a los 75 kilos de peso por persona con 40 inmigrantes suman 4.500 kilos, cuando una patera de esas no pesa ni 300 kilos de madera. Solo el volumen de combustible llenaría la patera que ha de sufrir olas de 8 metros en su travesía. ¿Hay alguna duda del tráfico de personas de las mafias en un negociazo perverso? Es obvio que las mafias dejan a los inmigrantes en barcos nodriza para despertarnos la sensibilidad de unas penalidades que propician los inhumanos traficantes de seres humanos. Y no se pone coto político a esto porque la izquierda manipula un negocio infame con carácter de misión humanitaria.

La política actual está envuelta en una retahíla de mentiras, engaños, manipulaciones y perversidad extremas. Amparados en el fin (ganar unas elecciones al precio que sea) justifica los medios, ocultan desde los medios de comunicación comprados ("no puedo sacar esto porque me van a decir que muerdo la mano que me da de comer"), una realidad cruda, atroz, perversa convirtiendo la necesidad en un negocio muy rentable con abusos a indigentes que se juegan la vida en el mar.

Así se escribe la historia de las actuaciones socialcomunistas basadas en la política de escaparate y que, a la vez, tutela situaciones de tan grueso calibre que nos convierten en cómplices de sensibilidades que no son más que una exposición pública de la gran farsa que prodigan con artificio de carácter humanitario.

Se trata de la gran fábula política con tintes electorales donde las pateras 5 estrellas, encuentran su representación más paradigmática por las que nos quieren culpar de insensibles a todos nosotros, si no somos colaboracionistas de tanta patraña. El sufrimiento de las personas se ha convertido en el gran negocio de los progresistas. Una forma de instrumentalizar el dolor porque una cosa es predicar y otra dar trigo en el ejemplo de incoherencia que tanto prodigan. Estas descarnadas historias están impregnadas de sectarismo y son utilizadas como herramienta política sin pudor como forma patológica de vulnerar la convivencia en una sociedad avanzada y civilizada. Es cruel comprobar tanta insidia en una clase política que nos gobierna sin corazón y utilizando la mentira como el elemento de persuasión electoral más descarnado.