El médico del pueblo
Javier Guerrero quiere trasladar a la política la asepsia necesaria para mejorar las condiciones de vida de sus conciudadanos. Quienes están instalados en el poder más de dos décadas, aquéllos que otrora fueron compañeros suyos, los mismos que le han negado el pan y la sal después, quienes buscaron relegarlo de la opción de optar a presentarse en un Congreso Regional del PP que se ha organizado para mayor gloria de Vivas, son los mismos que ven en él con temor a un contrincante de calado.
Javier Guerrero al que no conocía, pero del que supe su prestigio profesional, cercano a la gente, servicial siempre, con un dialogo mesurado y afable, hay quienes quieren dibujarlo como el mismísimo demonio. Craso error cuando la generalidad de quienes le conocen ven en él una posibilidad de mejora social, un exponente de buen político si lleva sus principios profesionales a un ámbito precisamente carente de los mismos. Y resulta obvio que se convierte en una seria amenaza para quienes detentan poder y amplísimas redes clientelares mientras Ceuta languidece.
De otra forma no se explica que hace algo más de una semana fuera tentado con dos ofertas de pacto, precisamente intermediarios en nombre de los partidos que encarnan el bipartidismo (PP= PSOE), los mismos que le ven como un rival serio y peligroso en cuanto a que les pueden desbancar o restar un buen número de escaños.
Las encuestas verdaderas no son las manipuladas sino las de la calle. Y el ciudadano, el "caballa", ve a Javier Guerrero como la gran esperanza, la ilusión por un cambio que se impone con urgencia y sus adversarios-enemigos no han encontrado mejor manera de dinamitarlo que "fabricar" infundios, calumnias, difamaciones que erosionen su honorabilidad sin escrúpulos y desplegando una trama que toda Ceuta conoce por ser práctica habitual cuando se pretende derribar a alguien sin contemplaciones. Y buscan la extinción de su proyecto político, como diría Luis Aragonés, por lo civil o por lo penal.
Javier Guerrero está demostrando fortaleza, y su firmeza es lo que le valida más para afrontar un envite atroz de basura denigratoria. Intentan que se derrumbe, que abdique, que abandone abrumado por una terrorífica campaña para vulnerar su resistencia. El problema es que cuando se tiene la conciencia limpia y la seguridad de los apoyos incondicionales, esos ataques dirigidos, intencionados, fabricados a la carta, se desvanecen como un azucarillo y quedan unas banales intentonas de intimidación.
El doctor del pueblo puede convertirse en el antídoto a una política maltrecha, corrupta, bochornosa y en la que tienen cabida la crueldad de una serie de individuos que, al amparo del poder, se surten de dinero público y ejercen de intermediarios para el descrédito con sus conductas miserables carentes de escrúpulos.
Javier Guerrero está dando pasos firmes: la Policía y el Juzgado son lugares al los que llevar a sus intimidadores y, además, con testigos que respaldan su relato. No creía que despertaba tanto miedo este doctor al que, en principio el PP lo desairó y ahora se siente amenazado por él a la vista de lo que escuchan en la calle. Ese boca a boca demoledor y que clarifica un horizonte de esperanza.
A Javier Guerrero le han dicho de todo esos medios pagados con buenos miles de euros: que no tiene programa ni tendencia ideológica, que le rodeaban gente de poco fuste, que no tenía nada que hacer, que no era político...Voceros que habían de ejercer de contrapoder (y no lo hacen) arremetieron en este caso contra un hombre que ejercía su legítimo derecho a irrumpir en la política. Desde un principio le atacaron: buscaron declaraciones de sus oponentes para intimidarlo. Y lo hacían con quienes nunca fueron el paradigma del buen ejercicio político ni la limpieza en la acción de la cosa pública.
¿Nadie ha dicho que Juan Vivas ha estado rodeado de corrupción y se ha rodeado también de gente con antecedentes penales? ¿Qué política y que político es esta, contra la que ningún medio de comunicación arremete porque han de recibir mensualmente la dádiva de su silencio?
Vamos a dignificar la vida política de una vez, expulsemos a los corruptos, a quienes en vez de venir a servir lo hacen para servirse, y apartemos a los indeseables que esparcen podredumbre y difamación para continuar en sus procelosos caminos serviles de aprovecharse del dinero público a manos llenas. Como Jesucristo hizo con los mercaderes judíos al expulsarles del templo, hagámoslo también con esta gentuza en las urnas.
El doctor del pueblo sabe aplicar la intervención quirúrgica necesaria para sanar a este enfermo terminal que es Ceuta en manos de unos dirigentes que se han instalado en la comodidad y nos llevan al abandono. Ceuta necesita, como un día dijo de España Alfonso Guerra, que no la conozca ni la madre que la parió. Se impone una vuelta de calcetín para impulsar la actividad económica, el empleo, la dinamización social y evitar tantos chiringuitos inútiles. Aunque Guerrero y su Ceuta Avanza no es el único capaz de hacerlo y también hay otra formación fuerte contra esta casta ahora dominante...
El médico del pueblo puede sanar lo que ahora resulta necrosado. ¡Javier, no te rindas, pase lo que pase!
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