
A vueltas con el 2% del PIB
Finalizada la cumbre la OTAN el pasado mes de junio, de la que hicimos un breve análisis desde estas mismas páginas, ahora que entramos en el periodo de elaboración de los Presupuestos Generales del Estado, quería fijarme en un par de detalles al respecto del compromiso por parte del Gobierno de este Reino de aumentar el gasto en defensa hasta el 2% del Producto Interior Bruto nacional.
Repasando. Según las diferentes fuentes (especialmente la información que maneja la propia OTAN), el porcentaje del PIB que se está invirtiendo en Defensa en este año 2022, en España, se estaría alcanzando el 1,11 % del PIB una vez efectuado el incremento de unos mil millones destinados a compensar la ayuda proporcionada a Ucrania.
Bueno, pues, de acuerdo al compromiso adquirido por el Presidente del Consejo de Ministros, ese 2 % deberá irse incrementando hasta el año 2029. Es decir, que el Sr. Sánchez no piensa cumplir el pacto. Al igual que veníamos haciendo desde la Cumbre de Cardiff de 2014, en la que también nos comprometimos con ese mismo objetivo.
La situación económica no pinta bien. A estas alturas todo apunta a que la crisis que se viene es terrible. No teníamos bastante con la crisis económica anterior, con la pandemia y las consecuencias en la destrucción del tejido productivo efecto del brutal confinamiento al que nos vimos sometidos. Dicen los expertos que todos los indicadores están disparados.
Y, en este estado de cosas ¿el Gobierno va a cumplir con su compromiso? Me permito dudarlo. Si desde el 2014 hemos encontrado mil excusas para no invertir en Defensa, no parece que ahora vaya a ser el momento. No obstante, el tímido incremento que el sector izquierdista del gobierno parece haber alcanzado con el sector extremoizquierdista del mismo parece apuntar a que se va a destinar a un incremento salarial.
Bien está. Los incrementos salariales a la colectividad militar son necesarios, no en vano dentro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (entendidas en sentido amplio), son, de lejos, las peor pagadas.
Espero equivocarme con eso de que este Gobierno no va a cumplir. En todo caso, lo que preveo es que en los PGE,s del 2023 sí se consigne ese ligero aumento que parece ya pactado, pero no va a ser ni siquiera ese 0.1% del PIB que correspondería en ese intervalo de unos 8 años.
Muchos han hecho su particular “Carta a los Reyes Magos” y entiendo que esa cosa etérea que llaman “los militares” aboguen por la recuperación de los niveles de operatividad previos al desastre que han ocasionado las sucesivas crisis: falta de combustible, finalización de la vida útil de varios sistemas de armas... Pero no debe quedarse ahí. Como tampoco el incremento presupuestario debe dedicarse a la adquisición a otros países de costosísimos sistemas de armas.
En mi humilde opinión, debe dedicarse un más que serio esfuerzo a la inversión en I+D+I, también orientada a la tecnología de doble uso. El objetivo sería reducir más la dependencia de terceros, que debería ser una de las lecciones aprendidas de la actual crisis de abastecimientos. Es decir, no dedicar el presupuesto a comprarle a los norteamericanos también los carros de combate. Deberíamos tener ya bastante con la enorme dependencia energética que estamos sufriendo.
También deberían sacarse conclusiones de la actual guerra de Ucrania y equilibrar las capacidades defensivas con las capacidades ofensivas, toda vez que sólo defendiéndose no se gana una guerra. En algún momento hay que pasar a la contraofensiva, y para eso se necesita armamento específico.
Y por último, deberíamos aprovechar las lecciones aprendidas de la guerra ucraniana y abandonar ya de una vez la dicotomía “plantilla de paz-plantilla de guerra” y dotar a las unidades militares de sus efectivos al completo y dejarse de confiar en que “en caso de guerra” los reemplazos podrían rellenar las carencias. Si un curso de conductores dura unos meses, no me imagino formando conductores de carros de combate en quince días.
Pero, lo dicho. O mucho me equivoco, o Sánchez no va a cumplir.
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