Miedo a la democracia
El curso político en Ceuta nos ha dejado situaciones absolutamente dantescas, carentes de cualquier tipo de decencia y de respeto hacia los ciudadanos que mantienen a los políticos de la asamblea en sus habituales espectáculos circenses. Estas artimañas, además de habituales, parecen ensayadas siempre por los mismos. Clama al cielo la falta de responsabilidad que tienen los representantes de algunos partidos en su actividad más importante; la parlamentaria. En estas inmerecidas ¨vacaciones políticas¨ nos han sorprendido con una nueva polémica absolutamente lamentable, continuada y repetida que tiene como víctima a Javier Guerrero.
Ceuta, ciudad que atraviesa un momento político, económico y social especialmente sensible, necesita una representación política responsable, con una ideología clara y con miras en las necesidades de los ciudadanos, completamente carente en la actualidad, y la cual es sustituida por el caciquismo más absoluto. Guerrero cuya carrera profesional sanitaria y de gestión de la pandemia lo avalan, salió el viernes en comparecencia a felicitar la Feria de Ceuta y aprovechó para anticiparse a una más que posible nueva persecución contra su persona. Ataques que lleva sufriendo por parte de los mismos desde su forzada y amañada salida de la política, debido al alcance de popularidad local y nacional, reconocida por el propio Salvador Illa en su inmejorable labor en la gestión del COVID-19. Hacer bien tu trabajo y ser responsable parece que molesta en algunos sectores que llevan años en lo mismo, viviendo del ciudadano sin ninguna responsabilidad, pero con poderes sobre sus vidas.
En un discurso tranquilo y sin rodeos, el nuevo candidato por Ceuta afirmó no tener miedo de nadie que intente amedrentarle con calumnias como ya han hecho y que volverán a fracasar ante la justicia. La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Por qué un candidato como Guerrero provoca un temor de tal calibre cuando todavía no se ha sometido a una elección? La respuesta es clara, ven peligrar los privilegios de los que les han dotado durante más de 20 años de absoluto caciquismo ante un nuevo candidato que está respaldado por su trayectoria profesional, su gestión en los peores momentos de la democracia española y su familia. Sabia nueva y con ética en contra de unos poderes políticos de los que los ceutíes están más que cansados y que no les representan.
Estos poderes fácticos se han dado cuenta que ni siquiera la prensa mantenida a base de subvenciones públicas son capaces de esconder su inutilidad política y su habilidad mafiosa a la hora de ejercer sus responsabilidades, aunque pueda haber excepciones menores o publicaciones que se queden en digitales y no lleguen al papel. Esto es fácil de entender cuando uno se da cuenta del tiempo dedicado a la difamación de una persona en vez de a la explicación de, por ejemplo, los continuos, conocidos y claros casos de clientelismo político y tratos de favor que este gobierno protagoniza y lleva a cabo con la absoluta colaboración de todos los partidos que les apoyan en la Asamblea. Partidos agradecidos y sumisos a un presidente como Pedro Sánchez que los abandona ante las invasiones marroquíes y maltrata a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Quizás, estos medios, también podrían dedicar páginas de sus editoriales y explicar a sus lectores los beneficios que sacan los ciudadanos y la economía de la ciudad en los viajes que sus mandatarios protagonizan anualmente a FITUR, o el que han realizado recientemente a Bruselas. Beneficios poco visibles y con menos resultados para los ceutíes, a diferencia de las rentabilidades personales de viajes pagados con el dinero de los contribuyentes a numerosas comitivas difícilmente justificadas. Pero para este tipo de trapicheos y de malgastar el dinero de los contribuyentes, el silencio de los medios es abrumador... se llama “subvenciones”.
Está claro que una ninguna información de estos gastos, trapicheos y movimientos interesados se explicará ni en medios ni en el Parlamento, que representa a todos los ceutíes, porque ven a Ceuta como su cortijo particular, donde ordenan y mandan, y no quieren que nada cambie. Un “corralito” en el que ellos y sus amigos son los únicos con derecho a sacar un beneficio. Y no nos engañemos, esta situación la secundan desde los que dan lecciones de moral desde su supuesta moderación que significa "me da igual lo que le pase a los demás, yo estoy bien en mi sillón", hasta los que no se esconden y vierten toda su dialéctica como una verdad absoluta sin respetar las diferentes ideologías en los plenos de la Asamblea, desde una supuesta oposición. Plenos que parecen auténtica batalla campal y un paupérrimo espectáculo para el ciudadano que no ve ejemplo en sus representantes políticos.
Lo que queda claro es que Javier Guerrero, alejado de ataques personales y centrado en Ceuta, ayer plasmó su tono moderado, pero sin dejar de ser tajante y se posicionó como un líder dialogante y con las ideas claras. Afirmó querer luchar por Ceuta ¨cueste lo que le cueste¨ y mostró una transparencia total, algo alejado de la actualidad de la política ceutí. Y lo más importante, mostró su intención de llegar hasta el final, y no por un rédito personal, sino por la fuerte creencia en su proyecto, el proyecto que pretende dar a Ceuta las oportunidades económicas y sociales que hasta ahora no ha tenido. Le avalan su gestión, su prestigio y su decencia política. Pero sin ninguna duda, también le avala el miedo que su figura impone en distintos sectores por la posibilidad de que su figura despierte en los ceutíes la ilusión de que los represente, por fin, una persona íntegra y trabajadora. Lo que se puede resumir en que los partidos políticos que ahora están gobernando en Ceuta tienen miedo absoluto al debate político, a la integridad y, sobretodo, a la democracia.
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