Después de la cumbre de la OTAN
Confieso que no voy a ser original y voy a reflexionar al respecto de la pasada Cumbre de la OTAN y el nuevo “Concepto estratégico” que emana de ella. Aunque lo que debería ir entrecomillado es la palabra “nuevo” pues, por las circunstancias que sean, por supuesto sobrevenidas, el nuevo concepto estratégico no deja de ser una reedición de la vieja dialéctica de bloques y, casualmente, con los mismos enemigos de la Guerra Fría. La novedad aquí estriba en que se nombra a China por primera vez como una amenaza para Occidente.
Bueno, pues el Concepto Estratégico establece igualmente una definición de la amenaza del “Flanco Sur”, cosa tampoco especialmente nueva. Y por supuesto, incorpora la vieja amenaza del terrorismo.
En pocas palabras, muy pocas novedades.
Sí que es cierto que el nuevo Concepto Estratégico incorpora novedosamente la amenaza que supone la inestabilidad en Oriente Próximo, Norte de África y el Sahel.
Y, efectivamente, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla no aparecen reflejadas en el documento final. A decir de Jose Antonio Fauca en El Confidencial Digital del día 1 de julio, ello es debido a que el Gobierno español ha preferido no incluirlas para (sic) “evitar que Marruecos se vengue con avalanchas de emigrantes”.
No salgo de mi asombro. No incluir a Ceuta y Melilla, que tanto nos han contado como un logro de este Gobierno, a última hora ha sido una renuncia para evitar una “amenaza”. La primera derivada es que ya sean los estrategas de la OTAN, ya sean los estrategas españoles, alguien ha asumido que Marruecos puede agredirnos utilizando la migración como un instrumento de presión, precisamente algo que sí menciona explícitamente el documento que estamos comentando.
A ver si verbalizándolo consigo entenderlo: formulamos un concepto estratégico que define una serie de amenazas, híbridas algunas, una de las cuales es el empleo de los movimientos migratorios como arma. Pero cuando pensamos que la pueden utilizar contra nosotros, miramos para otro lado. Con estos mimbres, lo que de verdad falta en el documento es un agradecimiento expreso a Marruecos porque todavía nos humilla poco.
La segunda derivada, es que lo que nuestro Gobierno nos ha vendido como el principal logro de la diplomacia española, que es incluir a Ceuta y Melilla bajo el paraguas defensivo de la Alianza, ha resultado ser que no ha cambiado el statu quo de estas dos ciudades españolas. Y que la vaga referencia a la defensa de cada centímetro y de la preservación de la integridad territorial (Párrafo 20 del nuevo concepto estratégico) no incluye una afirmación de defensa instantánea, si no que conlleva la necesidad de invocar el Artículo 5º del Tratado (Defensa Colectiva) y que ello se estudie en el Consejo del Atlántico Norte. Así por lo menos lo expresó el Secretario General de la OTAN, el Sr. Jens Stoltenberg, y lo recoge OK Diario el día 30.
En Román Paladino, por poner un ejemplo: Grecia y Turquía se enfrentan por un islote en el Egeo. Por tratarse de dos países miembro de la Alianza, ambos podrían invocar el Artº 5, pero en ese caso la respuesta no es automática. Pues algo parecido ocurriría con una agresión de Marruecos (que no revista la forma de presión demográfica, que ya vemos que para el caso de Marruecos no contemplamos como agresión) sobre las ciudades de Ceuta y Melilla: la Alianza entraría en la disquisición de a quién apoyar, si al socio preferente de Estados Unidos, o al país miembro de la OTAN.
Es decir, que al final, la aportación española a esta cumbre es un enorme bluff respecto de la medida estrella que días antes se nos vendió como un hito de la diplomacia española, últimamente tan necesitada de éxitos. Y lo que es peor, nuestro brillante Ministro de Exteriores ha provocado, directa o indirectamente, una crisis con Mali y nuestro embajador ha sido llamado a consultas por el Gobierno maliense.
Digo directa o indirectamente, porque la llamada a consultas del embajador ha sido seguida por una nota en la que éste aclara que nuestro inefable Ministro de Exteriores no ha dicho nada que cupiera interpretarse como una mayor implicación de OTAN en ese país. Pero, qué quieren que les diga, que no me creo ni a unos, ni a otros. A Albares y su verborrea exculpatoria de todas sus meteduras de pata no le doy el más mínimo crédito. Y al Coronel Assimi Goita, Presidente del país del Sahel, que llegó al poder en mayo del pasado tras dar un golpe de estado al presidente N’Daou, tampoco le creo una sola palabra. Ya relaté el lío en el que nos hallamos inmersos después de que la Unión Europea “suspendiera” las misiones que venía desarrollando en la zona.
Y un guiño al Consejo de ministros español. Aquí sí que se puede acusar a Rusia de haber intentado liarla.
Por no hacerme demasiado largo, al final nuestra principal aportación a esta Cumbre es: permitir que se incremente la presencia estadounidense en la base de Rota, prometer el incremento del gasto en Defensa hasta el 2% del PIB y ¡cambiarle el nombre al “Ejército del Aire y del Espacio”!
En otro momento desarrollaré las oportunidades que nos presenta ese incremento del gasto en Defensa, pero por hoy quiero terminar con un par de recuerdos: Octubre de 2003, durante el desfile de la Fiesta Nacional española, Zapatero -más tarde Presidente del Consejo de ministros de España- evitó levantarse al paso de la Bandera norteamericana. El otro recuerdo: “OTAN no, bases fuera”, lema que coreaban todos los seguidores de la izquierda allá por el lejano 1982, postura de la que Felipe González era firme partidario, hasta que las circunstancias le obligaron a cambiar.
Hay que ver en qué se ha quedado ese PSOE antimilitarista casposo que ahora corre a decirle a Biden: “Señor, sí, señor”.
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