Conocimos esta semana la imputación del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana a la vicepresidenta del Gobierno, Mónina Oltra en el caso que se investiga por ocultar las denuncias de la menor abusada por su exmarido. Le atribuyen tres supuestos delitos: prevaricación, abandono de menores y omisión del deber de perseguir delitos.La tri-imputada dice que no dimite y alude a una postura ética, estética y coherente. Desde luego, no equivalente a la que ella tuvo con Rita Barberá en su día y que al final quedó absuelta, aunque la llevó a la muerte. Un delito, el suyo, execrable que en democracia obliga a una dimisión inmediata.

Rosa Díez, para mí un referente progresista dice que Oltra ha sido imputada por un delito repugnante: encubrimiento de abusos a una menor tutelada en un centro de su competencia. A Oltra -dice Díez-, le protege el PSOE -sí, ese PSOE corrupto de las líneas rojas a Vox-, y todo el feminismo oficial, lo que no deja de ser un asco político y estético realmente vomitivo. El silencio de la izquierda caviar, esa que da lecciones a todo el mundo, es un síntoma de la anomalía democrática a la que aludía Pablo Iglesias, con el comunismo metido con calzador a todos los niveles sociales con alardes de manipulación a gran nivel.

En Valencia, cuna del proyecto de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, donde la dirigente de Compromís (ese partido tan hermanado con Caballas y supongo que de "Ceuta ya", con su representante Joan Baldoví en el Congreso),  fue la anfitriona de aquél quinteto que parecía del Apocalipsis político en noviembre y conformaban Ada Colau (también imputada por presunta irregularidades), la líder de "Mas Madrid" Mónica García (otra corrupta que cobraba dos sueldos en la Comunidad de Madrid, pese a estar de baja laboral) y donde la ínclita Fátima Hamed, también llamada "camarada Hamed", reconvertida en una mujer de izquierdas con postulados que dudo mucho que su educación y principios sustenten (ley LGTBI, aborto, eutanasia), como tampoco creo que defienda el feminismo de Mónina Oltra de ocultación de atrocidades sexuales con menores, ella que no falta a ningún minuto de silencio por violencia de género. Una mujer de contradicciones y muy precario respaldo electoral que puede pasarle factura entre su electorado natural por estos comportamientos de izquierdas con comunistas de tal calibre, en una forma torticera y banal de entender la política y conducirse en su conducta zigzagueante. De momento es la única no imputada de todas las invitadas a aquel cónclave del feminismo emergente, el mismo que guarda sospechoso silencio ahora y no condena una tropelía humana y política de Mónima Oltra.

Los vínculos de Fátima Hamed y Caballas con Oltra y Compromís, los retrata. Esos son los compañeros de viaje, carentes de moral y sin principios, en los que se han encomendado en ellos su obsesión y odio es en exclusiva para Vox, declarando "non grato" a Santiago Abascal que tiene más integridad, principios y moralidad que todos ellos que son un remedo de espenpética progresía ficticia y adulterada.

La egolatría de algunos y algunas les puede pasar factura en las próximas elecciones, porque, de hecho, ya se viene hablando de un fraccionamiento de la izquierda local con muchos contrariados por la forma de hacer política.

Yolanda Díaz, que se ha quedado sin voz, silenciosa, con este órdago de Oltra por su imputación, lanzará "Sumar" dos dias después de la declaración ante el juez de su gran aliada. Menudo dislate. La imagen del quinteto de Valencia queda hecha añicos por la corrupción y las imputaciones. Si Yolanda va a navegar con este lastre más vale que se incorpore con urgencia al PSOE que es lo que va buscando desde hace tiempo, porque nuestra paisana, dinamita la nomenclatura de su propia formación (Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía), porque si algo le falta a su "camarada" Oltra es dignidad para dejar el cargo con esa carga por triplicado que pesa sobre ella.

La ministra de Trabajo va a sumar sí, imputaciones de aliadas, una tras otra, para hundir su proyecto antes de que nazca. De hecho, los problemas judiciales de Colau, Oltra y Mónica García, ponen en un brete al proyecto político de Yolanda Díaz: La alcaldesa de Barcelona ha de hacer frente a imputaciones por presunta malversación y prevaricación y otra por coacciones. Oltra habrá de declarar por presunto encubrimiento de abusos sexuales a una menor y el Tribunal de Cuentas investigará por financiación ilegal a Más Madrid. Un conglomerado putrefacto, donde Oltra se atrinchera y no dimite. Los pilares del proyecto de Yolanda Díaz se desmoronan como un juego de naipes.

Colau tiene la concesión de subvenciones irregulares a entidades afines como espada de Damocles, Mónica Oltra ya sabemos el tema de su exmarido con una menor tutelada por su Consejería, y Mónica García es investigada por el Tribunal de Cuentas por supuesta financiación ilegal de Más Madrid.

Panorama sombrío para la izquierda feminista que da lecciones de "líneas rojas" y ahora sabemos que Compromís (el partido del que se ufanaba Mohamed Ali que llevaba sus propuestas al Congreso), cambió su código ético en abril para que Oltra no tenga que dimitir tras su imputación. ¿No es esto manipular a conveniencia las situaciones de forma perversa?

Estas atrocidades ni merecen el silencio cómplice ni son una forma de defender valores porque este tipo de conductas cobardes (de no dimitir) y defendiendo un feminismo en el que no creen, como se demuestra, a quienes ultrajan y vilipendian la dignidad de las personas, sean mujeres u hombres.Su discurso vacío y sectario ha quedado al descubierto. Y con él todos sus aliados, quienes quedan descubiertos por la atrocidad perversa de verdaderos pervertidos. Esto ni es "nueva política" y puede "sumar" a nadie que no sea corrupto.

Fátima Hamed, la "camarada Hamed" y Caballas (hoy "Ceuta ya") están vinculados a Mónica Oltra y a Compromís. Dos ejemplos de lo que no hay que hacer en política en vez de dar tantas lecciones éticas, morales y de convivencia. Estas reminiscencias cara a futuro pueden ser una sepultura política para todos ellos. Y se lo merecen porque han hecho sobrados méritos para ello. Réquiem por los corruptos.