Sábado, 13 de Septiembre de 2025

Actualizada Sábado, 13 de Septiembre de 2025 a las 20:54:02 horas

Lucas Castaño
Martes, 07 de Junio de 2022

Así no

Los candidatos a las elecciones andaluzas llegaron el 6J a un debate envuelto en una tensión electoral inaudita en la comunidad que hasta ahora constituía un intocable feudo socialista, a pesar de ser gobernada por una coalición de derechas. Juanma Moreno, actual Presidente de la Junta, se presenta como la persona a batir ante un Juan Espadas desesperado por salvar la demoledora derrota de un PSOE huérfano de guía y dignidad política. Tras casi cuatro años de sanchismo y las condenas a a Chaves y Griñán, el socialismo andaluz está en horas oscuras en todas las comunidades en las que se presenta. No obstante, la nueva oportunidad que tenía la clase política en este debate de acercarse a las preocupaciones reales de los ciudadanos ha quedado nuevamente desterrada de la política escaparate actual.

 

El adjetivo que defina este debate es difícilmente determinable, pero el lamento es absoluto ante un mitin de colores ideológicos variados alejado de cualquier tipo de debate electoral digno de la ocasión y de pura necesidad social. En RTVE, los seis candidatos representaron un debate de taberna sin esclarecer datos, salvo en contadas ocasiones, y ciñéndose a eslóganes políticos marcados desde sus equipos de estrategia, en algunos casos muy por debajo de la calidad del candidato.

 

Juanma Moreno se presentó al debate como principal atacado y mediocre atacante. El presidente popular se le vio forrado argumentos de gestión, pero falto de la habilidad necesaria para defenderse de los ataques que recibía desde la izquierda y la derecha, incluyendo en los mismos a su socio de gobierno, Juan Marín. El presidente de la Junta no dejó escapar en sus defensas ante los ataques del PSOE el recuerdo de Juan Espadas, candidato socialista, como miembro de los gobiernos más corruptos de la democracia española como consejero. Presumió de gestión con voluminosos folios que contenían extravagantes gráficos. Sin embargo, al candidato popular se le notaba dubitativo a la hora de alzar la voz ante el populismo y los eslóganes de la izquierda dirigida por Espadas, ¿será que el señor Moreno no quiere retratar a sus posibles apoyos de investidura en caso de tratar de negociar con el PSOE? No me veo en posición de asegurarlo pese a las negativas de Espadas, pero simplemente llama la atención la rotundidad con la que trata a la señora Olona en comparación con el candidato socialista.

 

El señor Espadas trató de plantar cara a Moreno Bonilla presentando bulos sobre la mesa que fueron tímidamente debatidos por el candidato popular, que en algunos casos guardaba silencio ante los mismos. Sin duda, el candidato socialista, el más favorecido en la confrontación, logró emponzoñar el debate de una forma indigna para un aspirante a la presidencia de la Junta de Andalucía. Con un argumentario desordenado y  falto de datos,  el socialista fue capaz de calar en su electorado. Ante esta barbaridad, digna de un manipulador de la peor calaña, cabría recordar al candidato socialista que el Presidente de España, con el que tiene la indignidad de pasearse por a Andalucía, lleva asumiendo en la ruina a nuestro país con todos los enemigos de este apoyándole.

 

Por otro lado, la señora Olona se presentó con un tono tajante, con seguridad en sus argumentos y con gran agilidad en su defensa, inherentes a su persona, pero esto no escondió la mediocre estrategia y propuesta programática de VOX. Esta vaga actuación televisiva no la debemos confundir con los brillantes  y apasionados discursos de veinte minutos en la calle, movilizando a miles de andaluces. Es absolutamente inadmisible que un partido que se postula a una Presidencia tan solo presente 10 propuestas en su programa y que ni siquiera las desarrolle con detalle en el debate electoral para los andaluces. Olona encaró el debate haciendo frente a los candidatos con las mismas frases con las que encara sus mítines electorales, algo, en mi opinión, fruto de la falta de preparación y de altura de un debate político en el que debería de diferenciarse del resto de los candidatos por su calidad y sus capacidades. A pesar de esta primera crítica, Olona se presentó especialmente fuerte con el espacio de debate social, en el que se autoproclamó como una candidata defensora de la igualdad real y que dará la espalda ante las emergentes políticas de género progres en nuestro país. Ante este valiente posicionamiento la izquierda atacó con sus habituales insultos, el señor Marín pasó de puntillas y Moreno Bonilla guardó un cochambroso silencio digno de los problemas internos del Partido Popular en esta materia.

 

Como buen actor Juan Marín se presentó al debate a respaldar parte de la gestión de la Junta,  supeditado al PP por su necesidad de recoger votos ante la posible desaparición de su partido en Andalucía. El candidato de la formación naranja trató de presentar un discurso sólido, en ciertos momentos era capaz de llegar al televidente, pero con la incapacidad de exponer la diferencia por la cual un votante debería de apoyar a su candidatura y no a la de Bonilla. En ese afán de destacar ante los populares, Marín, acogió un discurso más duro y atípico en él, en algunos casos logró su objetivo, pero ante este riesgo y su constante enfrentamiento con Olona salió perjudicado. Prefirió quedarse más en las polémicas que en las propuestas.

 

En la izquierda, Teresa Rodríguez e Inma Nieto, no salieron de un debate banal y populista lanzando brindis al sol e insultando a los votantes andaluces que no les apoyan con sus desfachateces habituales en las que no muestran más que la desesperación de ambas fuerzas al verse abocadas a la máxima indiferencia política en el parlamento andaluz tras el 19J. Teresa Rodríguez, representante de la ultraizquierda ¨caviar¨ andaluza, acusó directamente a Olona, a VOX y a sus votantes de conformar el terrorismo machista en nuestro país. Esta afirmación fue aceptada por todos los candidatos, incluso por Moreno Bonilla, pero Olona le contestó inmediatamente con total rotundidad apabullando a la de Cádiz.

 

Tras los acontecimientos sólo queda constatar la fuerza mediática de la izquierda, que sigue viva en Andalucía, y la dificultad de la derecha para defenderse, es decir, la penuria  política que asola a nuestra sociedad y que es aplaudida por los estómagos agradecidos que son mantenidos por la misma. Candidatos, aléjense de la mediocridad conformista y palmera y vayan en busca la excelencia, que falta nos hace. Quizás tengan que acudir fuera de sus partidos para encontrarla, pero los españoles no nos merecemos los discursos mediocres, los pésimos resultados, el poco rigor político y el nulo respeto que ustedes nos muestran constantemente.

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