
Marruecos, vaya carácter el de nuestros vecinos
Era un 3 de diciembre de 2010 cuando los ceutíes y melillenses comenzaban a prepararse para las Navidades, mientras en el Parlamento marroquí se aprobaba una resolución que instaba al Gobierno a “reclamar” (sí, reclamar) Ceuta y Melilla al Gobierno de España y, ojo al dato, pedía que se reabriese “el dossier de Ceuta y Melilla y las islas adyacentes”.
Aquella reunión parlamentaria marroquí utilizaba artillería pesada, dialécticamente hablando, claro, contra España, su gobierno, y por pura lógica de contenidos, contra los propios españoles, ya que los parlamentarios del país vecino en el sur también votaban a favor de “una revisión global” de las relaciones entre ambos países.
La cosa tenía que ser “lo antes posible”.
Marruecos decía que sus exigencias tenían que afectar a “niveles políticos, de seguridad, social y cultural”. Lo que sí les daba igual era que los españoles pudiesen fumar por la calle, pero no que sus periodistas fuesen al Sáhara. Unos días antes había sido expulsada la periodista A.R., enviada al lugar por un influyente diario madrileño para a hacer un reportaje.
Cuando el medio escrito español pidió explicaciones por vías democráticas a Rabat se le respondía que el Sáhara estaba “abierto a todos los periodistas, excepto aquellos que no son objetivos”. No se apuren, amables lectores, con eso de “objetivos”, seguramente se referían a tener “objetividad”. Los exámenes de esa asignatura se realizan en Casablanca. Nuestra compatriota, periodista de larga experiencia y veterana de la profesión parece ser que fue testigo de una “violencia en el desalojo de un campamento de El Aaiún”, y eso como no pasa nunca no se puede decir porque es mentira.
Al año siguiente, 2008, y cuando los ceutíes y melillenses se preparaban para disfrutar en agosto de las magníficas playas de la ciudad, Marruecos prohibía que pasase a Melilla por Beni-Enzar el pescado y la verdura. Ya ven, con lo que yo he disfrutado de todos los pescaítos que tiene nuestros compatriotas españoles en aquellas ciudades españolas. Una venganza gastronómica injustificable.
Un tal “Comité Nacional para la Liberación de Ceuta y Melilla”, una entidad político-civil de Nador, se hizo responsable de semejante represalia contra España. Según las crónicas melillenses, el bloqueo se había producido “pese a los esfuerzos mediadores” del Rey Juan Carlos.
Yo, por felicitar, felicito a todos los que han conseguido ir solucionando la situación creada por la avalancha de ciudadanos marroquíes en la playa del Tarajal hace ahora año, pero por nuestros vecinos marroquíes, con el carácter que demuestran tener de vez en cuando, no se yo si la cosa va a durar mucho.
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