
El paripé del espionaje, corruptelas y amaños
La dinámica socialcomunista y de izquierdas se agota por los engaños y la política de ciencia-ficción que imprimen. Ya lo hicieron en las elecciones a la Comunidad de Madrid con aquéllas "balas" enviadas por el servicio postal de Correros; continuaron con el cuchillo "ensangrentado" de pintura, supuestamente eludiendo los que se suponen estrictos controles de seguridad de Presidencia del Gobierno y Ministerio del Interior, y ahora vuelven a las andadas con unos supuestos espionajes al "Pinocho" Pedro Sánchez y por extensión a la ministra de Defensa, Margarita Robles, responsable del CNI, organismo de seguridad nacional al que los independentistas y Podemos han querido descalificar. Una "operación" de despiste, tras conocerse que el golpista independentista fue "pinchado" por el sistema "Pegasus" para desviar la atención a las escuchas que se habían montado a 65 capos golpistas catalanes que finalmente se quedaron en 18 y todas ellas con autorización judicial.
Este "modus operandi" utilizado por los socialcomunistas les salió gratis durante mucho tiempo, porque España no es Estados Unidos donde los mentirosos lo pagan con el cargo, y la tolerancia en nuestro país llega a límites insospechados aunque ahora el nivel de repudio público alcanza ya a las encuestas donde Sánchez y sus lacayos, por méritos propios, (incapacidad para abaratar el precio de la luz, la cesta de la compra y el estado de bienestar general por sus continúas diatribas para imponernos ideologías a su medida, se quedan en la política ficción), la demoscopia demuestra que ya no da para más tanto engaño, atrincherándose en la guerra de Ucrania como justificación y salvo conducto a todas nuestras desgracias económicas y sociales.
Esa esperanza blanca que es Alberto Nuñez Feijóo deberá diseñar una estrategia diafana en el fondo y las formas si no quiere llevarse sobresaltos porque, si en el caso de Ceuta sus valedoras son Malika Abdeselam Al-Lal y Yolanda Bel a quien ha puesto en el Comité Ejecutivo nacional, no va por muy buen camino. La primera, que se autoinculpó (para no ir a la cárcel) como corrupta por sus tropelías sanitarias en cuestión de colocación a su propio esposo siendo ella la máxima dirigente del INGESA local y la segunda, hábil en corruptelas con presunta prevaricación como presidenta del Consejo de Administración de RTVCE ( tan desnostada en las últimas semanas por Vox a resultas de su nula neutralidad informativa como ente público), donde ejerció con descaro el uso y abuso de cuatro contratros por obras y servicios que después bendijo como fijos "urbi et orbi" sin que Juan Luis Aróstegui, ese mito de la progresía local, supuesto garante de la legalidad vigente y de Caballas -hoy "Ceuta ya"- se inmutara, sino que muy al contrario participó en esta corruptela indecente para transformar lo que suponía una felonía en regularizar tal situación corrupta en la que también participó el PSOE ¡cómo no! con su representante en el Consejo de Administración. Tuvieron la desfachatez de renovar en dos ocasiones cuatro contratos por obras y servicios de manera ilegal para derivar a la situación que pretendía maquiavélicamente de "no retorno" y provocar un desenlace que era precisamente el que buscaban: hacer fijos a cuatro contratados por obras y servicios.
Aún está Yolanda Bel bajo amenaza de presunta prevaricación con riesgo de inhabilitación en el caso de que algún partido político no deje morir la situación y conduzca a la prescripción de una corruptela escandalosa, atribuible a esos 22 años de ¿gestión? de Juan Vivas.
Pese a las cortinas de humo que expanden algunos como el ínclito Juan Gutiérrez, ahí está, como la Puerta de Alcalá, cometiendo actuaciones anticonstitucionales. Él que tanto bendice la Reforma Laboral de chiripa de su partido: colocando a familiares del Comité de Empresa e hijos de empleados de Trace en la empresa privada que más dinero recibe del Ayuntamiento: 20 millones de euros anuales. Ahí Juan Gutiérrez se maneja a su modo y manera con desparpajo, el mismo que se alarma de que Vox solicite la municipalización de Trace, según él porque a los trabajadores se les sometería a un examen (supongo que al mismo que le hicieron a los trabajadores de Obimasa, o sea, ninguno), cuando lo que verdaderamente teme es que los chanchullos de colocaciones actuales, llevados por el sindicalista, no puedan cometerse: ni familiares ni todas esas zarandagas que son el chanchullo permanente a las tropelías alarmantes de gentes como Gutiérrez, amorales y sin principios sociales.
A los desalmados les interesa que la situación sea un campo sin vallar para actuar a sus anchas como en cortijo propio. Desde la España profunda de Pinocho Sánchez hasta la Ceuta pequeñita y marinera de Juan Vivas, pasando por Feijóo que, si no está ni se le espera en intervenir con decisión en estas situaciones que nos dejan perplejos, mejor hará con irse a su casa y justificar que le atrapa la morriña gallega.
El todo vale es insufrible y no tiene encaje en una democracia a no ser que ésta se convierta, como dijo Pablo Iglesias, en una anomalía. Hay comportamientos inaceptables que hay que erradicar más pronto que tarde.
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