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Paula M. García
Domingo, 01 de Mayo de 2022

Feijoó y Vivas en "prime time"

El flamante presidente nacional del Partido Popular, Alberto Nuñez Feijóo se puso en el escaparate en horario "prime time" de Tele-5 con Bertin Osborne como entrevistador de ideología próxima (el propio Bertín levantó el dedo para postularse por su asesoramiento a que presentara candidatura Feijoó con quien comparte muchas cosas, aparte del gusto por el buen vino), con una careta de sensibilidad recurriendo a su abuela (escrupulosa en los precios de la tienda gallega) y tocando de pasada su vida familiar sin aludir a la actividad comercial de su mujer tras salir de Inditex, ni a las razones de aquélla fotografía comprometedora que fue portada de El País que pesará en su currículo como una losa con el narcotraficante Marcial Dorado. Tampoco aludió a la actividad profesional de su hermana. No debería importar mucho a lo que parece.

 

En la complaciente entrevista, hubo sitio para "arroparle" con Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno en la gastronomía derechona donde las intervenciones fueron todas laudatorias para el líder del PP. Antes éste sí retrató el comportamiento de Juan Vivas sin mencionarlo, cuando surgió en la entrevista el acuerdo individual de Pedro Sánchez con Mohamed VI. Y Feijóo, muy al contrario que su hombre en Ceuta, Juan Vivas, sí fue contundente en la opinión sobre una conducta individual en cuestión de Estado y también sobre los contenidos que no se han conocido, así como tampoco qué supone para Ceuta y Melilla este apoyo de Sánchez a las pretensiones anexionistas en el Sáhara Occidental de Marruecos. Y al aludir a las infulas marroquíes con las ciudades autónomas, Feijoó señaló que son españolas antes que Granada. Un análisis que a Juan Vivas "se la pela" en razón a los elogios que hizo a "mi querido presidente" (Pedro Sánchez) con motivo de su última visita.

 

¿No es extraño que haya políticos relevantes como Feijóo que ven aspectos oscuros en ese encuentro en Rabat entre "pinocho" Sánchez y el sátrapa marroquí? No ya las discrepancias de Unidas Podemos que se han vendido por un sillón y los sueldos que jamás pensaban iban a a percibir en su vida, convertidos en caricatura de aquellos movimientos surgidos de la Puerta del Sol y que iban a cambiar el país para bien de todos nosotros.

 

Otro dato relevante de Feijóo fue la referencia a los 140.000 millones que ha recibido Sánchez de la UE, cantidad nunca jamás obtenida, y que a pesar de ello ha llevado a España en dos años a un déficit público de dos mil millones de euros. Lo nunca visto, algo sin precedentes como prueba del caos que vivimos abocados a la miseria, empobrecidos más que ningún otro país de la UE a quienes también le afectan la guerra de Ucrania y la situación económica de la pandemia.

 

El mantra de Vox y los posibles pactos, siempre es una constante en las entrevistas a Feijóo y al PP, en un ámbito en el que se normaliza (sin líneas rojas) acuerdos con el brazo político de ETA (Bildu) y los independentistas que quieren romper España y se alarman porque se les investigue. Naturalmente que hay que investigarlos porque se quieren situar fuera del sistema y hay que rastrearlos para conocer cuáles son sus tropelías al margen de la ley.

 

La definición de Vox más precisa la ha dado esta semana una política de tronío, exsocialista, luchadora en el País Vasco y fundadora de UPyD: Rosa Díez. Esta semana en El Mundo dijo: "Vox es un partido democrático, constitucional y constitucionalista". Nadie podrá tildar a Rosa Díez de extrema derecha o que no sea una mujer progresista, aunque muy defraudada con el socialismo al que abandonó por desencuentros ideológicos y de conductas.

 

La salida por peteneras de Feijóo al ser preguntado si pactaría con Vox para llegar a la Moncloa fue a la gallega y sin escalera: "Yo quiero recuperar los votos del PP que se han ido a Vox".¡Faltaría más! En cuanto al respeto que le otorga a Santiago Abascal no deja de ser diplomático al justificarlo por ser excompañero del PP y no por tener el cuajo de integrarse en una lista electoral en Álava cuando nadie quería hacerlo por temor a las balas de ETA (esos mismos con los que pacta Sánchez en el Parlamento español a través de su brazo político) y jamás abandonó su tierra pese a las amenazas de los terroristas a toda su familia en los años de plomo. Ese sí es el verdadero valor de Santiago Abascal, a quien no le intimidan ni los cuatro impresentables que en Ceuta se concentraron con la permisividad de la delegada del Gobierno (que había ordenado prohibir las concentraciones) a las puertas del Hotel La Muralla gritando los energúmenos que venía a provocar cuando lo hizo para un mitin político. Ahora los terroristas de la calle se ven legitimados para autorizar o no los derechos de diputados en el Congreso o de la vida política, marcando las normas al igual que esos pistoleros han querido sembrar el terror en algunas barriadas de la ciudad en las últimas semanas a base de balazos, demostrando que tenemos un gobierno débil, vulnerable ante la defensa del Estado de Derecho y complaciente con algunos mensajes fuera del orden constitucional.

 

Que Pedro Sánchez y la presidenta del Congreso hayan cambiado las normas de los porcentajes necesarios para formar parte de la Comisión de Secretos oficiales, es un atropello institucional de tal calibre y de dimensiones escandalosas, que el silencio solo retrata a quienes ni creen en la democracia ni están por la defensa institucional. Se trata de la mayor aberración de la etapa democrática desde el 78: permitir el acceso a los secretos oficiales a Bildu y los independentistas, como ya se hizo con Podemos. Eso sí es terrorismo ideológico llevado a las entrañas del Estado. Un comportamiento de extrema peligrosidad y de consecuencias imprevisibles. Sin cordón sanitario -como ahora definen a los límites a rebasar-, ni democrático, ni coherente con las cortapisas a Vox de quienes no creen en la Democracia y vulneran con reiteración la estabilidad social de un país que buscan dinamitar.

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