
Incoherencia política y circo mediático
El rechazo en el último Pleno de la propuesta de Vox para municipalizar el servicio de autobuses urbanos por la precariedad laboral que sufren sus trabajadores, ha sido de una obscenidad política por parte de los antiVox (PP, PSOE, MDyC y Caballas), absolutamente deslenazble. Algunos de ellos, ya plantearon lo mismo en otras ocasiones pero esta vez por ser el partido proponente Vox no era necesaria valorar la objetividad y el buen fin último perseguido; esa es la óptica desde la izquierda: políticos y periodistas que abusan de las mentiras, eso sí, con ejercicio "democrático". Y hasta que el gran público no los rechace o les haga pagar la factura en las urnas, a unos y otros, no habremos logrado la transformación deseada.
La desinformación crece por la viralidad como rasgo característico de los nuevos tiempos de la comunicación. De hecho, las noticias falsas obtienen significativamente más novedades que las verdaderas, según un estudio en "Science". De manera que si hay una sociedad que no quiere enfrentarse a su realidad, suceden estas situaciones incoherentes y unos argumentarios realmente patéticos.
La ausencia de ética y coeherencia nos lleva a nuevas situaciones: ese partido corrupto, manipulador y mentiroso compulsivo como es el PSOE, propuso recientemente que se sancione a Vox por las ausencias en un par de Plenos, donde su comportamiento de protesta tuvo que ver con pronunciamientos sobre la ideología de género que ellos contradicen por la ideología familiar que defienden con toda legitimidad y, sin embargo, en su taimado concepto sobre estas ausencias, los socialistos obvian de manera obscena e incoherente, la prolongada ausencia en los Plenos del número 2 del MDyC, Yussef Mebroud, por la simple diferenciación que es de otro partido distinto a Vox y, en tal caso, no parece merecer repulsa alguna. Contabilicemos también las últimas ausencias de Manuel Hernández, un socialista desinteresado en la asistencia desde que dejó la secretaria general de su partido en manos del "docto" Juan Gutiérrez. Ellos sí tienen bula para ausentarse sin recriminación alguna.
Reconozcamos que el sectarismo actual no se había dado tan fuerte como ahora: el odio al que no piensa igual es exacerbado y hasta enfermizo. Ahí tenemos el ejemplo en la confabulación de todos los partidos de la Asamblea para rechazar cualquier propuesta de Vox, sin atenerse al interés general y llevados solo de su Voxfobia. Un comportamiento que eleva a la categoría de dogma la mentira reiterada que propalan contra Vox, conocedores que ésta no es penalizada, hasta ahora, por el ciudadano: recuérdese a Pedro Sánchez que dijo realizar la moción de censura contra Rajoy para convocar elecciones de inmediato o su promesa de no pactar con Bildu e independentistas, y que se han convertido en el paradigma de lo que sus socialistos de Ceuta mantienen en la misma dinámica. Y pese a su slogan, también falso de que luchan porque "nadie se quede atrás" (y dejan en la estacada a los trabajadores de la empresa de autobuses sin ningún miramiento).
En este desvarío político y mediático de la sinrazón, la líder del MDyC se presenta recientemente en Valencia con las feministas Oltra (conocida por los abusos de su marido a una menor), la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz ( que descubrió esta pasada semana las mentiras del Gobierno sociocomunista diciendo que el 4 de marzo de 2019 ya advirtió de la pandemia y no le hicieron caso para luego contradecirse ella misma), la defensora de los OKUPAS, Colau con los niveles de inseguridad en Barcelona más elevados de España y la "pistolera" que apunta con el dedo índice como si fuera un revólver, Mónica García. Con este elenco de salvadoras de España con una plataforma donde la prioridad es colocarse ellas de ministras y repartir alguna migaja a la ceutí, solo faltaba en esta fiesta del despropósito y el esperpento, la islamista del MDyC con pretensiones de cargo aquí, allá y acullá, Fatima Hamed, "caracterizada" por su condición antisemita aunque luego no tiene el menor recato de asistir a la Janucá el otro día en la plaza Nelson Mandela, como síntoma de incoherencia política y comportamiento obsceno en un intento de redimirse de sus pecados de aquél mitin en Plaza de los Reyes que se hizo viral; esa "defensora" como "neo feminista" del aborto, la ley LGTBI, la eutanasia, la ley de igualdad que tanto se prodiga en las mezquitas y todo el ideario progre que a nivel de creencia la descalifica.
En esta vorágine de la gran farsa mediática, vivimos una situación atípica: los medios de comunicación "regados" en Ceuta con dos millones y medio de euros de subvención, no fiscalizan la gestión del Gobierno sino muy al contrario sí lo hacen con los comportamientos de un partido de la oposoción como Vox; es la perversión del sistema crítico: las mentiras del gobernante son asumibles, toleradas, se obvian y no así cualquier iniciativa de Vox, en un ejemplo más que evidente de su catastrófica deontología profesional donde la línea editorial de cada uno de ellos viene marcada por la cartera que se engorda con miles de euros públicos. Así se dejó oír un editor de la localidad que recibe sus buenos euros del Gobierno Vivas-PSOE:" A mí no me pagan por el buen periódico que hago sino por todo lo que me callo". ¿Y con este personal puede darse la credibilidad y objetividad necesarias para defender la verdad desde la comunicación periodística?
No es ya cuestión de ideología sino mediocridad democrática en una sociedad anestesiada desde la izquierda con pronunciamientos totalitarios de descalificación continuada en defensa de unos preceptos torticeros y engañosos. No hay ni objetividad ni buena voluntad.
Los valores morales y éticos están muy cuestionados y en entredicho. Una situación que el propio PP sustenta como colaborador necesario cuando se defienden intereses espurios. No puede ser signo de alarma la última rueda de prensa de Vox en la que tildó a Vivas de "capo de la mafia" y a los plenos de "simulacro de democracia". El escenario que vivimos de bipartidismo: Vox y antiVox así lo justifican. Contamos con un Reglamento de la Asamblea en el que María Dolores Pastilla, secretaria general lleva designada a dedo desde tiempo inmemorial sin que haya obtenido la plaza como habilitada nacional al igual que el Interventor, como marca la normativa que garantiza la independencia de sus pronunciamientos. Dos puestos claves al servicio de las maniobras de un Gobierno con más agujeros que una zarabanda. Y en múltiples ocasiones bajo sospecha, solucionable siempre -como dijo, Juan Luis Aróstegui en alguna ocasión, sin que Vivas se soliviantara tanto como ahora lo hace con Vox-, con informes técnicos a medida de quienes están puestos a dedo. Y en una Mesa de la Asamblea, como vicepresidenta primera, una OKUPA que hace alarde de mostrar la llave de una vivienda destinada al alquiler en el último Pleno y que ella ocupa pese a percibir un suculento sueldo que supera los 3.000 euros netos al mes. Esta feminista progre que defiende solo en teoría a los obreros en su partido y que se dice socialista, cuando es más bien lista que social, no se abochorna de su situación vergonzosa como cargo público y conducta obscena. Por cierto, el calificativo de OKUPA se lo dió en un Pleno el número 2 del MDyC, Yussef Mebroud, y no Vox. No confundamos, que aquí todos ponen etiquetas.
En este cúmulo de incoherencias, contradicciones, falta de objetividad, mentiras y renuncia a la moral y la ética, recuerdo una frase de Miguel de Unamuno quien solía decir que "quien no se contradice alguna vez a sí mismo es que no ha dicho nada" pero también hay que reconocer que entre lo sublime y lo ridículo hay un paso.
Y ahí se encuentran todos los personajes a los que hemos ido aludiendo en este artículo donde la incoherencia y el circo mediático representan un espectáculo nada democrático, pese a que quienes más presumen de democráticos son los más antidemocráticos, sustentados en sus propios comportamientos y avalados por la mentira como norma de conducta.
La opinión de Ceuta Ahora se refleja únicamente en sus editoriales. La libertad de expresión, la libertad en general, es una máxima de filosofía de este medio que puede compartir o no las opiniones de sus articulistas
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.120