Pablo Casado, en un ejercicio de filibusterismo impropio de un líder de la oposición, realizó en la reciente Convención "pepera" de Valencia un conglomerado de Mesa Redonda con líderes de Comunidades Autónomas que en nada podían emular a los Caballeros de la Mesa Redonda, porque el comportamiento de algunos de ellos, no resulta edificante a nivel político. Sentar en la misma mesa a Isabel Díaz Ayuso junto al muy amigo de Marruceos Juan Vivas parece una broma de muy mal gusto, porque "Los gobiernos de la libertad" (título aplicado a este conciliábulo fruto de la perversidad de Casado), denigra a Ayuso, contamina a la presidenta de la Comunidad de Madrid y blanquea a un Juan Vivas que perdió el norte hace tiempo con sus políticas tan alejadas de la aclamada y querida madrileña.

La presencia de los presidentes autonómicos Alberto Nuñez Feijóo (Galicia), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León), Fernando López Miras ( Murcia) y Juanma Moreno (Andalucía), componen un puzle con pecado mortal político de cada uno de ellos.

Feijóo cada vez más próximo al PSOE en sus políticas nacionalistas con la elección del gallego como idioma en Educación en idéntica política educativa como Pujol en sus tiempos, Mañueco que insultó a Madrid calificando de "bomba vírica" la política desarrollada durante la pandemia por Ayuso, alejado de la realidad política porque hay muchos salmantinos que le rodean que viven o trabajan en Madrid. Juanma Moreno es punto y aparte: dialogando con el socialista Espadas en la búsqueda de pactos, con quien en un ejercicio de nepotismo ilustrado colocó a su mujer sin saber cómo y en qué función. Además, Moreno, conocedor del desfalco socialista en Andalucía durante 40 años, tiene una miserable inclinación a pactar con esta "troupe" para mantenerse en el poder y no anticipar elecciones. El murciano López Miras, con el Mar Menor hecho un desastre por la contaminación y su incapacidad para sustentar un pacto de gobierno para el que necesitó la ayuda de García Egea para recomponer las piezas por la traición de Ciudadanos en el Ejecutivo regional.

"Los gobiernos de la libertad" con Ayuso liderando una política valiente de verdadera oposición a Sánchez y el resto de sus compañeros autonómicos navegando, cada cual, como puede y le interesa, unos verdaderos "chiripitifláuticos" en el mayor sarcasmo al que Pablo Casado podía situar a su mejor activo político: esa "tabernaria" y defensora de autónomos, bares y restaurantes, que barrió a toda la izquierda en las últimas elecciones madrileñas, dejando claro que "O socialismo/comunismo o libertad".

Situar a Ayuso en esa mezcla poliédrica de "compañeros" tan complacientes con los socialistas es una afrenta subliminal, una forma de oscurecer la labor política de la presidenta madrileña que, tras aceptar la invitación de Ceuta para asistir al Dia de la Autonomía, la declinó "por problemas de agenda", excusa recurrente cuando se trata de eludir un compromiso que se declina con cortesía.

En esta España donde Casado amaga, pero no pega (solo Vox lleva a los tribunales a Sánchez y sus tropelías), el líder "pepero" se ha descolgado estos últimos días con una declaración que molestó en Moncloa: "España está en quiebra". Tan mal asimilado que, al estilo Zapatero, le ha considerado antipatriota y de sembrar inquietud entre los españoles, cuando la realidad es que el gasto público está disparado hasta límites imprevisibles (y no solo por los precios del kilovatio hora de la luz sino por el "café para todos" que diría Alfonso Guerra en otra época, con tantos despilfarros de subvenciones y chiringuitos electoralistas para jóvenes).

España está quebrada porque el comportamiento de Sánchez y sus comunistas del Gobierno, sobre el control a los alquileres, la ley de Okupas y todos los ataques a la propiedad privada, afectan directamente al bolsillo de los españoles y la política doméstica es mucho más sensible, entendible y dañina a la vista de Juan Español que la alta política reservada a los oráculos del futuro que nos quieren programar la vida como esa Agenda 2.030 (para cuando muchos estemos calvos), con una nueva ideología de la que si no la compartes te llaman de todo, porque estamos en una dinámica de aceptar a la trágala todo lo que nos pongan por delante estos ideólogos de nuevo cuño, que marcan pautas e imparten doctrinas a diestro y siniestro. En caso de inaceptación: te expones a la descalificación total, al señalamiento público, o a la etiqueta marginadora.

En estas estamos cuando lo cierto es que Podemos y PSOE diseñan una trampa para evitar la inhabilitación  del Supremo al "pateador de policías" Alberto Rodríguez, el "rastas" condenado a un mes y 15 días; el Congreso del PSOE pone al PP como la "más peligrosa amenaza" para la democracia por pactar con Vox ( no se referirá a Ceuta). En este último caso, Sánchez en su paranoia personal, trata de espantar al PP procurando "inutilizar" a su único aliado firme para llegar a la Moncloa...  Pablo Casado.

En la visión paranoica de Sánchez ni los proetarras de Bildu, ni los independentistas, ni los comunistas de Podemos, suponen ningún riesgo para la unidad nacional. Un desvarío al que se une Ciudadanos en vías de extinción política, haciéndole el juego a Sánchez y rechazando la comisión de investigación que lo acorrala por el "caso Ghali" que provocó el conflicto diplomático con Marruecos y la invasión de Ceuta los días 17 y 18 de mayo pasado. Invasión que aún mantiene en nuestra ciudad a más de 1.200 de esos inmigrantes, según palabras del propio Vivas, y demuestra que cinco meses después, la solución no llegó para evacuar a quienes atentaron a nuestra integridad territorial. Se ha priorizado la atención al menor que a la de toda una población de 86.000 habitantes obligados a sufrir las consecuencias de gobiernos inútiles.

La pretendida descapitalización de Madrid por parte de Pedro Sánchez, una provocación más y un conflicto "fabricado" por los sociocomunistas del Gobierno a la vista que Madrid se les resiste electoralmente y evidenciando que están dispuestos a destruir todo lo que haga falta con tal de erigirse en los dueños y señores de aquello que se les ocurra, para vengarse de cualquier obstáculo a sus ambiciones espurias.

Sánchez se ha empeñado en dejar una España en destrucción, arruinada, en precario, con tal de mantener su egocentrismo y su paranoica ambición del poder por el poder.

Si lamentable es esta actitud, peor aún es que todavía haya quien le hace el caldo gordo, como Juan Vivas, pactando con ese partido (el PSOE) que representa un atentado institucional sin límites. Dicen que la historia nunca la escribieron los cobardes; por ello, Juan Vivas no pasará a la historia como un valedor de Ceuta, por mucho que se empeñe en decir lo contrario y sí por un sátrapa, que está escribiendo con indignidad su epitafio político. Requiem por aquéllos que no quieren el bien general, el interés de los ciudadanos alejados de los egos políticos de quienes, tentados por la erótica del poder, se sienten seducidos al uso y abuso de su poder omnímodo.