De la misma forma que cualquier lector está en su derecho de leer o no mis opiniones sobre los distintos temas, determino qué punto del orden del día de un determinado pleno es de mi interés. 

Coincido, además, con el alcalde en el hecho de que no tenemos los mismos gustos. Observo su presencia en la sesión justo nada más acabar la intervención sobre asunto que me resulta de enorme interés.

Hablar de Mabel Deu es hablar de la poseedora de las llaves de mi cárcel de Los Rosales, donde me enviaron un delegado del Gobierno, el alcalde de turno, y un juez. 

Se me mandó, según contó el magistrado, para reflexionar. 

 Mi cárcel, por aquel entonces, tenía espinas. Ahora se está en la poda. En ponerla guapa. Como que deberá Deu avisar si tiene la amabilidad, dado que, entre el agua, la luz, y los alquileres más caros de Europa, estaré encantado de seguir la tradición según la cual los expresos volvemos al confinamiento forzoso, más tarde o temprano. La muda presta. Como me dijo un juez: “mañana venga ante mi presencia con la muda por si acaso…”

Así las cosas, he cargado para la ocasión mi pluma con tinta de educación de los agustinos, no vaya a ser que también moleste a Deu. 

Tinta con “lenguaje moderado”. 

En esa trampa del estilo se escuda para esconder, para tapar, lo que la sacrificada política de las 24 horas, estima como cosa baladí.

Desde mi punto de vista, al menos en esta ocasión, el portavoz municipal de Vox, Carlos Verdejo, se ha desenvuelto dentro de la normalidad de la forma y el fondo. En sus formas de hacerlo en otras intervenciones se podrá hablar.

 Las formas. Aunque, ciertamente, es menos peligroso exagerar en las formas, que el hecho de que te tiren un vaso a la cara desde los asientos de autoridades, por un concejal. 

A lo que vamos. Que me encantaría conocer el titular o titulares de los chiringuitos de las playas de la Ribera y del Chorrillo. Su competencia en el tema del ayuntamiento. La intervención de la Delegación del Gobierno limitada a los simples límites de ocupación. ¿Se puede construir en las playas con elementos que no sean de quita y pon?

Por supuesto que me interesa conocer el beneficiario o beneficiarios.

La sacrificada de las 24 horas de servicio a la comunidad le quita hierro a lo esencial. Para ella, por lo menos, no hay ni que entrar en el fondo.

 El portavoz de Vox se habrá pasado en las formas en otros casos. Deu no entra en el fondo. 

El fondo es profundo. Sobre todo, en un pueblo donde algunos estamos y vivimos en el fondo. Porque, aunque no hayamos sido ratificado por el ayuntamiento (ni ese honor), se nos puso la etiqueta de no gratos a la vista de los alcaldes de turno de la dictadura encubierta.

Ahora bien, en Ceuta existe el grupo de los afortunados. De los privilegiados. A ellos siempre les toca la varita del ayuntamiento para declararlos gratos.

He estado recorriendo las naves del Tarajal. El clamor es clamor.

Pues va ser Deu y Vivas (te sientas nada más terminar el tema) que el conocimiento de los agraciados con los más de 5 millones de euros, por la compra de 5 naves del Tarajal, cuando venía en su recorrido inicial vendido a la opinión pública ceutí, más o menos, como una especie de favor extraño a la comunidad, resulte relevante.

Es lo mismo que cuando toca la lotería. Se desea que el premio del pelotazo millonario esté repartido entre los más desfavorecidos. Entre los más necesitados.  

Entiendo que mi escrito está confeccionado con el debido lenguaje de moderación, preocupación de la sacrificada Mabel Deu.

De no ser así, soy capaz de sacar a concurso público y que la tasación no sea externa. Referido a la adquisición de tintas para mi vieja pluma. No cabe más suerte.