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Ricardo Espíritu
Domingo, 15 de Agosto de 2021

Afganistán, el eterno retorno

Durante el mes de Julio los Talibán han vuelto a tomar la iniciativa y han iniciado una ofensiva sobre nueves capitales de provincia. A fecha de hoy han tomado la Capital Kabul. La ofensiva talibán es inmediata al redespliegue (obsérvese el término que sustituye al de “retirada”) de las fuerzas internacionales que llevan en Afganistán veinte años.

 

Hay quien dice que está ofensiva Talibán era previsible. Y posiblemente lo fuera. Pero hay que decir que el redespliegue, que no finaliza hasta el 31 de Agosto, no ha sido un “ahí te quedas”, si no que ha venido precedido por conversaciones entre los americanos, los Talibán y el Gobierno afgano, en las que los segundos se comprometieron a respetar al actual Gobierno de Afganistán hasta las próximas elecciones anticipadas que había ofrecido este último.

 

Lo primero que se me ocurre señalar es que la palabra de los Talibán no vale absolutamente nada. Para ellos la democracia es algo despreciable y los derechos humanos algo que toda la población afgana alcanzará… después de su exterminio. Ni siquiera pienso que su Islam rigorista sea sincero, si no más bien una excusa para imponer un régimen de terror al estilo de las dictaduras comunistas de Rusia y Camboya. No quiero detenerme en ello.

 

Lo segundo a señalar es que a todas luces parece que la intervención occidental, después de veinte años, no ha servido para nada si el principal grupo al que se ha combatido (y se le ha combatido militarmente) tiene todavía una enorme capacidad bélica, tanto como para reorganizarse en tan breve periodo de tiempo y desencadenar la presente ofensiva.

 

Ni parece haber servido si después de tanto esfuerzo en dotar al país de estructura política, y de organizar sus Fuerzas Armadas, estas últimas no son capaces de detener a un enemigo que amenaza sus principales ciudades y puede llegar a la Capital en un plazo de un par de meses.

 

Y es que lo que parece es que Occidente se había hastiado de mantener un país que no caminaba hacia ninguna parte y ya ni siquiera le preocupaban los compromisos adquiridos en las sucesivas Conferencias Internacionales. Y parece que la propia Estrategia Nacional de Desarrollo de Afganistán (ANDS por sus siglas en inglés) solo ha sido papel mojado. Ésta emanaba del Afghanistan Compact y éste, a su vez, de la Conferencia de Londres (2006).

 

Pero al parecer, ningún país involucrado tenía claro que la ANDS constituía posiblemente la herramienta más efectiva para el desarrollo socioeconómico del país asiático y nadie se preocupó por evaluar las medidas que se iban tomando. Incluso los responsables de los Equipos Provinciales de Reconstrucción (PRT) ignoraban qué era la Estrategia Nacional de Desarrollo y se dedicaban a construir cosas sin orden ni concierto, cuando no obedecían a los intereses personales de algún gobernador local.

 

En otras palabras, parece que la Comunidad Internacional se autocomplacía en saber que gastaba una cantidad indecente de dinero, aunque mucha de esa inversión fuera de dudosa utilidad.

 

Y ahora estamos muy preocupados por la posibilidad de que se nos llene Occidente de una ola de refugiados . Creo que nos debería preocupar más que haya un Estado en manos de unos asesinos descerebrados capaces de exportar su loca idea de revolución.

 

Vamos, que la estrategia de la comunidad internacional es un rotundo fracaso. Y lo malo es el mensaje que Occidente está enviando al resto del mundo: Utilizaremos armamento supersofisticado y mandaremos al enemigo a que se refugie en cuevas. Pero es cuestión de tiempo, porque se nos retiraremos con el paso de los años, cuando la Administración Americana de turno juzgue que ya ha gastado suficiente dinero y ya haya perdido suficientes vidas. Entonces, volverá a ser el momento de las fuerzas oponentes, y volverán con más fuerza.

 

A estas alturas, la amenaza de que nadie reconocerá un nuevo régimen que emane de la victoria Talibán suena más grotesca que efectiva. Y eso me parece muy triste.

 

Debemos aprender de este error. No nos engañemos. Es el mismo que cometimos en Viet-nam, abandonando a nuestros protegidos en manos del Régimen comunista de Ho-chi-mihn. En cuanto se retiraron los últimos soldados occidentales, los Viet-cong tardaron nada en hacerse con el control del país. La estrategia de “nos vamos” solo ha funcionado en Bosnia-Herzegovina y éso porque el nivel de desarrollo del país era considerable.

 

El replanteamiento de la estrategia Occidental, mientras nadie descubra un procedimiento mejor, pasa por: que los Estados implicados hagan efectivas las resoluciones de las Conferencias Internacionales que se vayan convocando; que los mecanismos de verificación que se establezcan obtengan la oportuna información; que se definan los objetivos a conseguir, y que éstos puedan ser observados e informados convenientemente a través de las medidas de efectividad que se establezcan.

 

Una vez caído el Gobierno de Afganistán, con las tropas Occidentales fuera del país, es el momento de la principal potencia asiática. Veremos sus siguientes movimientos.

 

 

 

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