La derecha de Ceuta ya tiene un candidato. Puntualizo: un claro aspirante.

 Es un delfín que no patrocina el alcalde.
Sin ese aval su éxito podrá ser mayor.
Estaba claro de quién era la víctima. Una más.

El PP ceutí puede darse con un canto en los dientes. Ha recuperado para la batalla a un gran fichaje.
Su actitud de servicio hacia los demás. Es vox populi en Ceuta.

Lejos de esa apariencia de no romper ni un plato.

Ha demostrado, a lo largo de 20 años, ser el mayor dictador que ha pasado por Plaza África.
A buen seguro, ojalá que sea así, que, caso de llegar a alcalde, si es el sentido mayoritario de los votantes,  desmonte,  como uno de los objetivos prioritarios, la hipoteca, con los fondos públicos, de la práctica totalidad de los medios de opinar locales. Hipotecar el poder de la expresión, feo asunto.
Su elección final o no es cosa de los votantes, repito e insisto en ello.

Me da que Guerrero tiene a su favor personal y profesional, haber aprendido una gran lección.
Sabe que, como dice un proverbio chino, no hay que confiar en nadie. Mucho menos, en los que van de intérpretes del papel de uno de los 12 apóstoles.

Dicen que “en las grandes empresas el quererlas, el intentarlas, ya es un mérito”. Dice Tagore que "si cierras la puerta a los errores, dejarás fuera la verdad". Dicen los mexicanos que " te vaya bonito".
Ceuta se merece candidatos como Javier Guerrero. Ganará el que decidan los votos, por supuesto, está dicho.
Que la decencia sea el mayor requisito. Aunque se pase el día equivocándose en la gestión.

En su momento se me vino a la cabeza una delfina, sombra de la gran sombra. Parece que se lo ha pensado mejor. Ha hecho bien, muy bien. Que siga perdida en la reflexión. Ejercicios mentales buenos para la salud. Desde luego, en esta ocasión, me han salido comentarios sanos. Bienvenidos, siempre.

En definitiva, suerte y al toro. Ojo con las cornadas. Que ya has pasado por el quirófano.