¡Triste España! Porque los ataques sistemáticos de la izquierda radicalizada, por los mensajes de incitación al odio y a la violencia (sabiendo que las agresiones y amenazas no tendrán respuesta legal) siempre tienen como objetivo las modestas sedes o los pequeños chiringuitos callejeros de Vox.

En una palabra: nos han puesto la “estrella amarilla” eso sí, sin el “jude”, porque aunque los radicales, (llamados en Francia y Alemania “antifa” por antifascistas) aborrecen a Israel, sus ataques son arteros, bajo la silenciosa mirada del todopoderoso cerebro de Yossi Cohen, Jefe del Mossad.

Nuestros “antifa” patrios, siempre dispuestos a la manifestación violenta y organizada, untados con subvenciones de dudoso origen y con la prepotencia de quien se sabe por encima de las leyes penales, porque sus delitos no tienen consecuencias, tienen ya a sus propios judíos con quienes celebrar noches de “cristales rotos” y vanagloriarse de ello y esos son los de Vox. ¿Qué el ministro Grande Marlaska se plantea “poner seguridad” cuando Vox ponga su mesita informativa? No gracias. Ya hemos vivido la “eficacia” ante los radicales y los gestos de impotencia de los policías de la España triste, a quienes impiden actuar, identificar a los capullos enmascarados y comenzar a detener e introducir a los violentos en los furgones. Como manda la ley.

¿Imputación? Organización criminal, agresiones, amenazas, agresiones directas con objetos peligrosos, delitos de odio. ¿O es que los “antifa” y sus valedores tienen patente de corso y son inimputables? Sí, cómo los nazis en la Alemania del desastre, cuando la estrella amarilla y el jude permitía apalear a un pobre anciano que salía de estudiar en la sinagoga, incendiar comercios y llegar a una Shoa, un Holocausto, de exterminio total. (Chiste judío: le preguntan a un joven judío ortodoxo padre de seis hijos “¿Cuándo vas a parar de tener hijos?” Y el judío responde: cuando llegue a los seis millones, que son los que nos faltan.)

¿Comprenden por qué digo que España es triste? Porque, a un nivel muy alto de indigencia moral hay que llegar, para permitir, movidos por intereses bastardos, que unos energúmenos amamantados por el Estado, inciten a la violencia y al odio. Y digo que sus intereses son “bastardos” porque aquí, en este enfrentamiento, en estos llamamientos desaforados, puede más que la ideología, el pavor por perder las subvenciones, el pánico ante el escaño vacío, las ideas tenebrosas de que se revelen a la luz dádivas y componendas, la ansiedad ante la pérdida de emolumentos, la amenaza de verse en la calle buscando empleo desposeídos de las mieles del abrevadero. ¡Joder, que se están jugando el pan!

Y ya decían los grandes filósofos y pensadores desde la antigüedad más ancestral “El hambre es puta y ladrona”. ¡Autobuses van a llevar hasta Sevilla cuando la investidura del contrario! Y son tan necios que lo publicitan. Y son tan antidemócratas que, el fracaso, los transforman en hiel y acíbar y no se conforman. No asumen las reglas del juego democrático ni admiten la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Y como llaman al desorden y a expresar libremente el odio e incitan a ello, no tenemos otra respuesta que las querellas criminales y dirimir las discrepancias ante un Juez y un Fiscal.

Porque los “antifa” con las caras tapadas demostrando su valor ante el adversario (vamos para que no les identifiquen y les denuncien porque son valientes haciendo camarilla, pero ante un fiscal se cagan y si les embargan los dineros por multas e indemnizaciones se cagan el doble) esos radicales de izquierdas, entre los que no se suelen encontrar a cirujanos, notarios, arquitectos ni ingenieros, esas sanguijuelas sociales que alimentan sus podridos e inútiles cerebros con fanatismo explícito y las sobras del banquete del dinero público (sin control por el momento) son las escurriduras del desgobierno y la corrupción. Herencia emponzoñada y ominosa, inmenso zurullo de hiena, boñigas hediondas de cabra montesa y nostalgia de estrellas amarillas que permitían identificar a las víctimas con más comodidad. ¡Jude y a por él! ¡Vox y a apedrear! porque los excrementos fétidos del esperpento del sistema, no admite la legítima defensa y no van a responder ni se van a enfrentar. Y además el Principio de Igualdad no reza para ellos. Ayer “jude” y hoy “facha”.

España está triste porque, la derecha, su valedora, está sola. Desamparada por las leyes. Solos.

¡Mentiras y ganas de lamentarse! ¡Nunca la derecha patriota ha estado tan bien acompañada! Porque sabemos que, los demonios, “se alimentan de las lágrimas de los inocentes” con las nuestras no se van a regodear ¿Qué estamos “señalados” con nuestra particular estrella amarilla? Mejor, así nos reconocemos y nos saludamos.

Nunca solos: Dios, España y la Constitución. Con eso nos apañamos, el resto está de sobra.