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Rafael España
Viernes, 21 de Mayo de 2021

Carta abierta de un ceutí de adopción

Llevo viviendo y residiendo día a día en Ceuta desde el año 2005, por lo que me encuentro en la obligación de referirme, como un ceutí más, a los sucesos que han acontecido en la ciudad y que por encima de todo y a mi modo de ver, han dejado un poso de desolación y tristeza entre mis paisanos, entre mis vecinos, entre los que vivimos, convivimos y somos y nos sentimos parte de este españolísimo enclave llamado Ceuta.

 

Muchas son las preguntas y las objeciones que, a propósito de un ignominioso chantaje por parte del reino de Marruecos, se agolpan, se suceden atropelladamente en mi atribulado y perplejo sentimiento de ciudadano ceutí y español.

 

Todos conocemos los hechos ‘grosso modo’: Desde el domingo día 16 de mayo, con importante incidencia previa, comenzó un auténtico ataque orquestado, premeditado y tolerado, a la integridad territorial de Ceuta, de España, de Europa, en forma de verdadera marabunta humana que allanó nuestras fronteras y prorrumpió en nuestras calles. 5000, 7000, 15000 magrebíes y subsaharianos encontraron un portal abierto para acceder, abierta e impunemente a nuestra ciudad, sin que se tuviera la capacidad ni la voluntad por parte de quien tiene la obligación para impedirlo, de contrarrestar o rechazar la brutal turba descontrolada, con un desprecio manifiesto al respeto por las fronteras territoriales legalmente establecidas y a la integridad y soberanía nacionales. ¿Por qué? ¿Cuál fue el último motivo que llevó a una situación surrealista e intolerable? ¿Quiénes son los culpables mediatos e inmediatos de lo que ha ocurrido, está ocurriendo, va a volver a ocurrir?

 

Unos son más culpables que otros, evidentemente. Y ordenar, analíticamente, ese reparto de culpas al respecto no resulta sencillo. Hay que discriminar el reparto de responsabilidades. Filtrar omisiones culposas de comisiones proactivas resulta ‘conditio sine qua non’ pero, finalmente, el resultado es el mismo: una profundísima herida en el alma de todos los ceutíes de bien que se han sentido abandonados, despreciados, humillados por su propia Patria. Hemos sido el yunque donde nos han golpeado las miserias de políticas irresponsables, cesiones intolerables y estrategias espurias que han devenido, finalmente, en una conclusión devastadora: Ceuta no le importa a España o dicho de otro modo, España nos ha dado la espalda. Estamos solos. Cuanto antes nos convenzamos de que institucionalmente nos encontramos desasistidos, antes sabremos quién es quién en este envenenado ajedrez en donde perdemos los ceutíes.

 

Intentaré, con la sensación apriorística de fracaso, señalar a los actores principales de esta gigantesca traición: traición a Ceuta, traición a sus gentes, traición a su española tradición legada por centenares de generaciones previas a la que nos debemos, traición al legado que irrenunciablemente tenemos la obligación de donar a los que nos sobrevivirán, traición a nuestros derechos civiles, traición en definitiva, a nuestro derecho de defender nuestro propio hogar frente a una agresión ilegítima y miserable. Vamos a ello. Intentaré ser diáfano y directo.

 

Medios de comunicación: No encuentro realmente la razón de ser de elevar la anécdota a categoría. Hace que me pregunte quiénes son los receptores de la información que los medios de comunicación nacionales y lo que es más incomprensible y propagandístico aún, locales, pretenden hacer pasar por fidedigna. ¿Qué realidad de lo acontecido pretenden transmitir? Máxime cuando las imágenes, por muy descontextualizadas que sean, no admiten duda alguna: el grueso de los invasores han sido jóvenes varones magrebíes de entre 20 y 30 años, careciendo total y absolutamente de la condición de ‘refugiados’, y que forman parte de la ralea más deleznable del norte del Magreb. No hace falta hablar ni tan siquiera de ‘ejército civil’. Vulgares delincuentes que han visto la ocasión propicia para gozar de una total impunidad para medrar y actuar a su antojo en nuestra propia casa. Si empezamos negando una realidad ‘apodíctica’ con el objetivo de evitar una tendencia xenófoba, incluso bienintencionada, a base de imágenes, frames y fotogramas sentimentaloides y puntuales de guardias civiles salvando bebés del mar, voluntarias de la Cruz Roja abrazando turgentemente a subsaharianos que han recorrido un espigón que mide 25 metros y que no tarda en recorrerse más de 10 minutos, como mucho, o legionarios cargando con un MENA recogido del vallado perimetral, y a partir de la excepción establecer la categoría, entonces sólo cabe hablar de una vulgar prosopopeya que nubla la realidad tangible, incontestable.

 

No. Nunca ha sido una ‘crisis humanitaria’. Se ha tratado de un chantaje circunscrito en el ámbito de la diplomacia de baja estofa en la que jóvenes magrebíes han gozado de la impunidad para violentar unas fronteras nacionales. Y ya.

 

Los medios de comunicación no tienen ya la capacidad, el ascendiente, para monopolizar la creación de una opinión pública. Vivimos en una ‘era digital’ en la que cada individuo goza de un Smartphone de última generación con la que transmite, filma y ‘cuelga’ en las RRSS una realidad gráfica que empecinadamente se encarga de desmontar la intolerable ‘xenofilia’ secuestrada por la corrección política en la que los medios de comunicación ‘oficialistas’ basan sus líneas editoriales.

 

Si esta estrategia de comunicación basada en la ‘corrección política’ resulta grotesca y fácilmente desmontable, ¿qué sentido tiene tal ejercicio de blanqueamiento?

 

Los medios de comunicación oficiales hace tiempo que dejaron de ser independientes. Fían su supervivencia a las subvenciones millonarias por parte de las autoridades políticas y por lo tanto, son meras correas de transmisión de las consignas de un poder político del que dependen y al que sirven. Si a eso sumamos el toque casi ‘folclórico’ de ‘eso que está pasando en Ceuta’, convierten a la ciudad, a nuestra ciudad, en una anomalía, en una excepción nacional con la que el receptor urbanita y muy alejado del foco geográfico y sentimental de los acontecimientos, quizás, se formé la opinión de que ‘aquel terruño en África no merece la pena’. Tal es el daño que causan. Que medios locales se presten a tal indigno juego, resulta insultante.

 

Poder político.

Partido Popular – PSOE, PSOE – Partido Popular. ¿Por dónde empiezo?

Pablo Casado, líder de este PP nacional, quizás uno de los personajes más mediocres y filibusteros de la política española de todos los tiempos, incapaz de esgrimir una opinión propia sin que previamente se la haya dictaminado ‘un asesor’, un auténtico indigente intelectual y moral, señala al presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Jesús Vivas, como ‘adalid’ de…¿de qué?

 

Vivas y el PP de/en Ceuta han contado durante 20 años con una mayoría absoluta, absolutista, para gobernar los designios de la Ciudad. Ha habido fases de ese absolutista mandato en donde el PP ha gozado del gobierno de la ciudad, de la nación y de la Delegación del Gobierno. ¿Y para qué? Voy a resumir: desde el 2005, momento en el que llego a esta ciudad que quiero y aprecio, yo sólo he percibido caos urbanístico, licencia y vista gorda para empadronamientos, subvenciones para comprar voluntades y dejación de funciones propias ‘autonómicas’, sin ir más lejos, MENAS. La pregunta que cabe hacerse es ¿cómo aquel que forma parte del problema, puede erigirse en parte de la solución? Eso sí, siempre lo hicieron en nombre de ‘la convivencia’.

 

Ceuta además cuenta con la desgraciadísima presencia de dos partidos políticos ‘localistas’ en la Asamblea, con representación seminal eso sí, basados exclusivamente en aspectos identitarios de etnia y religión. Lo que en cualquier territorio y contexto político sería absolutamente rechazable, ambos parapartidos lo convierten incluso, en virtud. Ocurre que en la actual crisis se han retratado, han desenmascarado su verdadera naturaleza. Frente a la dicotomía religión/nación (derechos civiles-constitucionales), han antepuesto su condición de musulmanes a la de españoles. Son esencialmente musulmanes y pragmáticamente españoles, priorizan una esencia a la otra. Por lo tanto no han proferido ni una sola palabra afeando la conducta de sus ‘hermanos de religión’ y por el contrario, han caído en una retahíla retórica patética y ridícula. Porque al final Mohamed, Layla, Rachid o Yasmina quieren lo mismo que cualquier vecino de Ceuta: que sus hijos puedan caminar por nuestras calles con tranquilidad y regresar seguros a casa, y labrar para ellos un porvenir mejor. Y en ese discurso, hasta la comunidad musulmana les ha dado la espalda. Sólo un sector extremista y sectario que antepone los dogmas de un libro intolerable hasta para la mentalidad del siglo VII apoya y defiende a dos personajes destructivos y dañinos para la sociedad, que se amparan en atávicos dogmas para vociferar su odio y su extremismo. Desgraciadamente forman parte de la fauna destructiva que asola la ciudad.

 

Fijaos que dejo atrás diatribas sobre el apoyo de EEUU a Marruecos, anteponiéndolo incluso al debido hacia otro ‘socio de club’ como España, miembro de la OTAN. No quiero entrar en ese lugar común de la izquierda más cazurra y simplista en cuanto a su anti americanismo y ese antisemitismo crónicos, que en nada favorecen nuestra posición internacional. En lo que me quiero centrar, ni siquiera son elementos ‘nucleares’ de lo sucedido. O sí. El PP ‘casadista’ se posicionó a favor del actual Presidente de los EEUU, ese pobre anciano decrépito que es Joe Biden, de los ‘suyos’, y ha mantenido conversaciones on line con líderes políticos marroquíes, aliados ideológicos, que abogan por la anexión de Ceuta y Melilla a Marruecos. Una más.

 

Medios de Comunicación y la dupla PP/PSOE. ¿Hay esperanza? Sí, la hay. NOSOTROS. La gente, el pueblo.

 

Porque llegado el momento en el que nuestra Patria chica sea puesta a prueba y esté en peligro, no nos resignaremos a relatos impostados ni a políticos mediocres. Y es lo que más miedo les da. Ellos hablan de democracia, y yo os quiero referir otro término: DEMOFILIA.

 

Demofilia es el amor a ‘tu’ gente, a tu cultura, a tus ancestros y a tu Historia, con nuestros fallos y aciertos, pero sin renunciar a ella. La gente a la que respetas, con la que convives día a día, con quien luchas día a día por construir un futuro mejor para legarle un futuro mejor a nuestros hijos, para alcanzar una verdadera sociedad de hombres y mujeres libres e iguales, en donde respetemos las leyes y cada uno de nosotros, en nuestro particular ámbito de actuación edifiquemos una sociedad que no necesite ser patrimonializada ni utilizada por quienes odian o desprecian nuestra Patria.

 

Y en Ceuta yo he encontrado MI HOGAR. Una tierra de gente noble y leal independientemente de nuestra etnia, religión o clase social. Gente noble y leal que nos levantaremos como hicieron nuestros antepasados, para rozar su altura y gloria, sin pedir permiso cuando veamos nuestros hogares y nuestra Patria en peligro. Yo me dirijo a vosotros porque sé que hablamos el mismo idioma, porque sentimos, sufrimos y luchamos por las mismas causas. Ellos no nos representan y frente a sus mentiras, sus blanqueamientos y su traición, nos sobrepondremos y gritaremos al Mundo entero que sí, que somos de Ceuta y que estamos orgullosos de nuestra españolidad.

La opinión de Ceuta Ahora se refleja únicamente en sus editoriales. La libertad de expresión, la libertad en general, es una máxima de filosofía de este medio que puede compartir o no las opiniones de sus articulistas

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