Aquellos que hicieron grande el cariño al II Tercio, así como al Credo Legionario como estímulo para vivir con esa pasión legionaria, traigo esta segunda parte conversando con Paco Sánchez Menchén: "Querido Paco, he traido el recuerdo del último escalón que me dejó La Legión aquel Viernes Santo".

Siempre te recordaré con mi pluma como tuvimos el corazón en un puño si hasta el cielo lloró cuando se disolvía nuestra V Bandera Gonzalo Fernández de Córdoba donde estuvo hasta el último momento de su vida a bordo del BMR tu hijo el Sargento Don Carlos Sánchez Pérez y fue recordado en la Oración a Los Caídos mientras se recogía en un silencio espeso el Guion de la V Bandera, menos mal Paco que ese día no fuiste porque seguro que el Guion te lo habríamos entregado.

Aunque mi pluma siempre haya sido incorregible y hubiera sido en los tiempos duros un habitual de La Pelota, por el Ardor Guerrero que la empuña cual si fuera prisionera, a fin de cuentas en mis comienzos más de uno diría que pinta allí un marinero si al Tercio ningún barco llega.

Fui una apuesta del que fuera Comandante General Don Fernando López de Olmedo más era un desconocido para los que ya eran personas legendarias e históricas en la vida legionaria, y cuando me presenté al Coronel Juan Manuel Roel Fernández, al que siempre consideré un padre, le dije ¡os aseguro que no os voy a defraudar!

Y fueron llegando más Generales a esta bendita tierra , a los que me abrieron las puertas del Tercio como el General Don Juan Yagüe, al General Don Luis Gómez-Hortigüela, don Enrique Vidal De Loño al que le demostré mi entusiasmo diciendo que el Tercio Duque de Alba era una Unidad con vida propia, no en vano todavía en el silencio retumban las pisadas de la I Bandera que dio sus primeros pasos bajo la atalaya del Pico de Los Monos del Cerro de la Niebla.

Ceuta la avanzada en el Estrecho, como caballa hijo de Ceuta quien de eso en el mundo puede presumir, y a los que en La Legión me enseñaron el camino, como el Coronel Timón Sánchez, General García-Vaquero, Alvarez Gaumé sin olvidar el abrazo legionario que me dio en su despedida y sus palabras : "Javier cuida del nuevo Coronel y del Tercio, tanto o más como has hecho conmigo".

Ni que decir que mi pluma cada vez que retumba en el ordenador es a ciento sesenta pasos por minuto y un solo corazón y como un huracán de guerra, escribo a La Legión.

Cómo tiene que ser el sentirse Legionario con el Chapiri y el pecho descubierto con la Camisa Verde Legionaria jurando Bandera haciendo el "chopo-cross", el pasillo de fuego, montar el arma con los ojos cerrados y sentir el compañero que te levanta del suelo por las llanuras de Almería, para llegar a Ceuta mi hermano Miguel Angel y pedirnos acompañarme a la tumba del abuelo Bernardo a ponerle un ramo de flores, nuestro abuelo estuvo nueve años en la Armada, en los años veinte y treinta, a filas, voluntario y movilizado por guerra, el culpable que este que escribe haya estado en la Armada recordando siempre lo que soy y de donde vengo.

Mi hermano Miguel Angel decía soy Legionario pero al abuelo como marino le rindo mis respetos por lo que nos inculcó el honor y del deber de servir a España. No están todas pero son algunas las que están hoy aquí de nuestras Vivencias Legionarias.