Política / Frontera
Un año de cierre de la frontera del Tarajal, doce meses de desconexión total de Ceuta con Marruecos
El Gobierno de Vivas se ha echado en manos de los correliginiarios de 'Su Sanchidad' en espera de recibir manjares en forma de euros desde Madrid

Este pasado 12 de marzo (ayer viernes) se cumplió un año desde que, por la razón y excusa del Covid19, Marruecos decidió cerrar a cal y canto sus fronteras terrestres con España a través de Ceuta y Melilla. Poco le importó, y poco le importa que se hayan quedado en este lado español centenares de sus nacionales. Sólo hizo ademán de repatriar una vez, y exclusivamente abrió los pasos fronterizos como gesto y aprovechar para extraer de Ceuta y Melilla a algunos privilegiados con buenos contactos entre las altas esferas (provinciales o nacionales) marroquíes. Los demás siguen aquí o en Melilla, sustentados humanitariamente con el dinero público de los ceutíes y de los melillenses, que no del Estado español, que se escabulle convenientemente de asumir sus responsabilidades en estas cuestiones de la inmigración sobre las dos ciudades ,a las que está convirtiendo en las 'alcatraces' de la migración -a costa de sus ayuntamientos- para tratar de ocultar bajo su alfombra la realidad de su manifiesta incapacidad de atajar y responder al, por cierto, silente -mediaticamente hablando- fenómeno de las oleadas migratorias que padecen Ceuta, Melilla, Canarias y las costas sur de España en estas últimas semanas.
Pero hace ya doce meses que la frontera del Tarajal no lleva a ninguna parte, ni a un lado ni a otro (bueno sí, desde Marruecos no hay día que no se cuele o algún marroquí o algún subsahariano). Las voces que ahora tratan de elevarse en el lado marroquí profiriendo ruegos de apertura para salvar las economías de las localidades adyacentes a Ceuta y Melilla son atajadas por las autoridades marroquíes ayudadas por el muy controlado sector de la comunicación periodística marroquí. Sólo las redes sociales en el vecino país se da cuenta de la galopante crisis social que se padece.
En Ceuta, y en Melilla, pero más en la primera ciudad, se buscan alternativas económicas y empresariales para abordar un modelo en el que Marruecos no sea de los principales factores de su estabilidad, y que en cualquier caso pudiera ser sólo un complemento para el todo, pero no el todo. Las dificultades de los gobiernos autónomos radican precisamente en el contubernio político que sustenta a Moncloa y al Gobierno de la Nación. Difíciles se hacen ahora las cosas en Ceuta en que el Gobierno de Vivas (dos décadas al frente de la ciudad autónoma) se ha echado en manos del equipo de Pedro Sánchez, el monclovita para adorar 'Su Sanchidad' en espera de que Madrid reparta el agradecimiento de su vuelco al PSOE ceutí con suculentos manjares en forma de euros.
Ni ahora, ni antes tampoco
Que Madrid no encuentre el momento para defender sus intereses territoriales y que gaste su tiempo en sobar el orto a radicales regionalistas, independentistas y filoterroristas, da muestras de la categoría política existente en el supuesto manejo de la nación. Pero en Ceuta, sus correliginioarios políticos no sólo no se les cae la cara de vergüenza, sino que con evidentes muestras de no tenerlas, siguen defendiendo esas políticas de soberbia y desdén hacia Ceuta. Esto sucede ahora con éstos representantes, pero antes que ellos tampoco manejaban el asunto con la solvencia necesaria los anteriores ocupantes de la Moncloa, no nos engañemos.
Doce meses de frontera cerrada en los que miles de marroquíes han perdido su ingreso por la actividad fronteriza y en los que también empresas y la economía ceutíes se ha visto afectada por la tremenda dependencia que ha venido teniento de Marruecos. Este Covi19, esta crisis pandémica, es el punto de inflexión para virar después de comprender, a fuerza de golpes, que Marruecos no es amigo de Ceuta mientras sea lo que históricamente ha sido, española. Las aspiraciones marroquíes sobre el territorio se hacen más patente y dan cada vez más pasos de modo proporcional a la debilidad política en España.
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