Apenas transcurridas dos horas de la explosión en la calle Toledo de Madrid sigo con preocupación el desarrollo final del terrible suceso. Lo peor es que ya hay muertos.

No es justo semejante castigo añadido para los madrileños, que lo están pasando tan mal. A la pandemia que padecemos todos, ellos han tenido que añadir la gran nevada que colapsó la capital de España, aunque no el espíritu de superación de sus habitantes. Superado, en parte, el golpe de hielo, llegan las lluvias, que añadirán más agua al deshielo en la capital. Por si fuera poco, hoy también se une la tremenda explosión en un edificio de la calle Toledo, que desata todas las alarmas y pone al límite los esfuerzos de los servicios de emergencia.

En estas horas iniciales se ve la colaboración de las instituciones y de la ciudadanía, pero hay que mandar ánimo y solidaridad por tal cúmulo de desgracias. Madrid es mucho Madrid y sus habitantes sabrán superar estas circunstancias, pero hay que solidarizarse en la distancia, como otras veces lo necesitan los ceutíes.