Malos tiempos éstos para la política. La esencia de la defensa de planteamientos serios, de modelos propios representados en las siglas de las vetustas formaciones políticas ya no son lo que eran. La suerte del vaivén del pensamiento y de los postulados convierte la situación para España en una volátil lotería para el futuro de los españoles. Ya no hay esa defensa del interés general, ahora prevalece un ‘sálvese quien pueda’ con cambios de principios ‘ad hoc’ en función de pura estrategia partidista.

El actual PSOE no es ya ni una sombra de lo que en su día fue, con una confusión absoluta y con una entusiasta política destinada a la destrucción del sistema que más estabilidad ha dado a España en las últimas cuatro décadas, amancebado con formaciones ultra nacionalistas, de la izquierda republicana, de la ultra izquierda y con los herederos directos de los sanguinarios terroristas de ETA.

Pero el PP no le va a la zaga. El ‘marianismo’ lo dejó ciertamente tocado, y el ‘Casadismo’ aún no se ha deshecho de esa meliflua concepción que del Partido Popular se tenía como aquilatador de todo el centro derecho español que en su día fue y que se encargó de aniquilar Rajoy y toda la cohorte de políticos que constituyeron el eje del poder en Génova. Hoy en día, con Pablo Casado al frente, existen varios modelos ‘PP’ en las regiones donde gobiernan. Isabel Díaz Ayuso en Madrid es la gran esperanza. Ella sola se enfrenta al poder de Moncloa y a de sus ‘socios’. Frente a ese modelo de pureza, el de creer en su propio concepto contra viento y marea, el gobierno de Ceuta que transita en su débil posición de minoría mayoritaria en función de los objetivos económicos que pueden caerle desde Moncloa.

El Gobierno ceutí de Vivas mantiene la esperanza de que un buen trato con los socialistas le puede acarrear algún reparto más beneficioso de los fondos que el ‘sancheo’ de Sánchez prevé destinar a los territorios con dinero europeo. El ‘sancheo’ es decir una cosa y hacer la contraria. El ‘viveo’ de Vivas es adoptar principios condicionados por las circunstancias. Muy a los Groucho Marx: “Estos son mis principios, si no le gusta, tengo otros”, con políticas que en nada tiene que ver con la filosofía del Partido Popular original. Un PP que tampoco es, como el PSOE, lo que fue.

Qué malos tiempos vivimos los administrados en Ceuta, con un Sánchez que ‘sanchea’ y con un Vivas que ‘vivea’.