Los acontecimientos acaecidos en nuestro país en las últimas horas demuestran la indecencia de quien consiguió llegar al palacio de la Moncloa gracia al apoyo de independentistas, terroristas y populistas, Pedro Sánchez. Un dirigente político sin escrúpulos,  que ha priorizado sus propios intereses personales al interés general de todo un país al ceder a las exigencias de quienes le mantienen en el sillón presidencial.  Porque no podemos obviar la debilidad de un Gobierno sustentado por tan solo 85 diputados, el peor resultado electoral de la historia del socialismo español en democracia.

Pedro Sánchez no ha dudado ni un solo instante en perpetrar el mayor ataque contra la independencia del Poder Judicial de toda nuestra historia democrática. El líder progresista, a instancias de quienes le mantienen en la bancada azul,  ha desatendido sus responsabilidades de gobierno,  y ha presionado sin complejos a la Abogacía del Estado para que retirase la imputación por rebelión a los procesados independentistas de ERC y PDeCAT, a los que sí imputará delitos de sedición y malversación de caudales. Aunque puede ser aún peor pues deja abierta la puerta del indulto.

Aún recuerdo cuando el lider socialista contemplaba públicamente imputar a los procesados independentistas por el delito de rebelión, pero también recuerdo cuando afirmaba de manera contundente que jamás gobernaría cediendo ante Podemos y los soberanistas o como señalaba que convocaría elecciones si fuese nombrado presidente del Gobierno. Las contradicciones de Pedro Sánchez no tienen parangón posible, pues jamás en este país un presidente del Gobierno ha cedido a las presiones de quienes atacan las esencias de nuestra democracia. Por todo ello no puede existir duda alguna respecto a que nos encontramos ante un golpe contra nuestro Estado de Derecho.