María Sánchez Miaja, aunque todos y todas en Ceuta la conocen como Maruchi. Porque Maruchi es la que siempre contesta al teléfono cuando alguien la llama, ya sean familiares, amigos, periodistas, o gente, vecinos y vecinas, que quieren pedirle algo; a veces, su consejo, su sabiduría. Porque Maruchi es también la que nunca para, la que con 78 años como ella bien alto ha dicho que tiene durante la entrega del premio María de Eza 2020, sigue activa, escribiendo acerca de su pasado para seguir aprendiendo en el presente, y peleando, defendiendo desde donde esté y con todas sus fuerzas a los más desfavorecidos: a los inmigrantes, a los desahuciados, a los menores, a las madres, a las mujeres.

Cuando el Gobierno de la Ciudad decidió otorgar el Premio María de Eza a María Sánchez Miaja, no sorprendió en exceso, porque más que una sorpresa fue un 'ya era hora'. Y si bien Miaja ha estado ligada, y en parte lo sigue estando, familiar, emocional y en valores al Partido Socialista, lo cierto también es que ella tiene su sello propio, más allá de ideologías. Ella abre las manos, desde su asociación de Mujeres Progresistas de Ceuta, o desde su violeta mirada, a toda aquella persona que lo necesite, dejando de lado ideologías.

El Gobierno de la Asamblea ha entregado en la mañana de este jueves día 5, el María de Eza 2020 a Maruchi, en un emocionado acto en el que el consejero de Sanidad, Javier Guerrero, ha recordado que el objetivo de este galardón es “seguir consolidando la igualdad de oportunidades”. “No se trata –ha añadido– de mirar al pasado, sino de mostrar reconocimiento y gratitud a quienes defienden con optimismo y determinación la igualdad de oportunidades”.

Miaja, por su parte, ha agradecido el galardón con su característica energía: “Mientras mi mente y mi cuerpo aguanten, seguiré estando en la lucha, contra viento y marea”.