“Bien sé a cuántos contradigo, y reconozco los que se han de armar contra mí; mas no fuera yo español si no buscara peligros, despreciándolos antes para vencerlos después”. Esta es la frase atribuida a Francisco Quevedo que pone título a la columna que debuta en este periódico, al que le deseo larga y próspera vida.

Y es que hoy día resulta difícil manifestarse en contra del pensamiento progresista, que no es otro que el marxista con mayor o menor grado de encubrimiento. Desde el momento en que usted decide proclamar su contrariedad a este pensamiento, a la acogida sin límites de migrantes, a la discriminación positiva, al aborto, a la educación sexual temprana, o a la ingeniería social artificiosa; rápidamente es acusado de retrógrado, ultraconservador, ultracatólico, fascista, etc.

No acabo de entender qué significa ser ultraconservador, mucho menos ultracatólico; o se es o no se es. Respecto a la palabra fascista, habrá que recordar dos cosas: primero que la gente ya ha perdido el miedo a que se le llame fascista, y segundo que fascista son los seguidores del partido socialista (así se llamaba) de Benito Mussolini, que a su vez guardaba una estrecha relación con el nacionalsocialismo (nazismo) de Hitler.

Contradecir a alguien no es un gusto, mucho menos un placer. Es una necesidad cuando se hace para la prevalencia de la verdad y la mejora de una sociedad que se percibe en franca decadencia. Cada vez nos respetamos menos, somos más incultos, más ignorantes al estilo de “el conocimiento inútil” de Revel, más dependientes y con menos capacidad de autocrítica debido a la intolerancia al dolor.

Por no hablar de otros aspectos socio-económicos donde existe un franco retroceso en el Estado de Bienestar, en sanidad, educación, vivienda, justicia, etc. No hace falta recordar que vivimos en un país donde existe una tasa de paro insoportable, trabajadores en riesgo de pobreza, y una enorme cantidad de familias subsisten de un Estado improductivo.

Pero lo más preocupante de todo esto es que el marxismo con ideas que han sido demostradas inútiles y perniciosas para la humanidad durante más de un siglo, sigue mostrándose como un lobo disfrazado con piel de cordero.

Algunos ejemplos de estos lobos, son la enorme cantidad de millones de euros sustraídos de las cuentas públicas, cuya cifra verdadera se desconoce debido a la obstrucción continuada de la Junta de Andalucía al proceso de instrucción del juzgado, pero que en cualquier caso supera los centenares de millones de euros robados; entre los que cabe destacar decenas de miles de euros gastados en prostitutas y drogas, o decenas de millones de euros en ayudas a la empresa que curiosamente contrató a la hija de Chávez, medalla de oro de nuestra ciudad.

Otro ejemplo es como el PSOE ceutí nos insulta llamándonos racista y machistas a todos los ceutíes. Se creen por encima de todos y jueces únicos de la verdad.

Por no hablar de lo más depravado de estos lobos: El marxismo (esta vez, Bildu y Podemos) impone juegos eróticos infantiles a niños entre 0 y 6 años en Navarra, y nos invita a blanquear los asesinatos, extorsiones y secuestros de ETA ¡Quiten las zarpas de nuestros hijos!