El Sínodo de la Amazonia
Sorprenderá que en plena campaña electoral no me ponga a escribir sobre las diferentes propuestas de los partidos que concurren a las urnas, o como se dice en el cursilísimo lenguaje del momento, a los “comicios”.
Pero, la realidad es que me he vuelto a sorprender hasta el límite de lo insospechado. Creía que lo había visto todo, pero no. Está claro que esta vida sigue proporcionándonos momentos grandiosos.
Y el que me lleva a escribir estas líneas, y que se recoge bajo el epígrafe de esta columna, ha sido que algunos religiosos y religiosas en plena celebración católica del sínodo de la Amazonia, en la otrora sede apostólica, se han postrado ante las efigies de la Madre Tierra, o la Pacha Mama incaica precolombina.
Vaya por delante que cada uno puede creer en lo que quiera. E incluso que pueda fundar su propia religión, como Joseph Smith III, el Reverendo Moon, o la Iglesia Maradoniana, por poner el caso. Y cada uno puede acogerse a cualquiera de esas religiones sin que yo le vaya a criticar por ello. Pero las mezclas sincréticas de la Madre Tierra con una Religión Revelada, vd,s me perdonaran, no son Iglesia Católica. Serán Iglesia Cristiana Sincrética de la Amazonia, o como le quieran llamar, pero no católica.
En la Religión Revelada, dice Dios: “Yo soy un Dios celoso” (Ex 20:5; Deut: 5:9), lo que se recoge en el Primer Mandamiento, que en Español hemos aprendido como “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, pero en la traducción del Inglés –más cercana al Original del Exodo- dice “Yo soy el Señor, tu Dios, no tendrás otros dioses que no sea yo”.
Así que aquí está el primer gran despropósito de este sínodo amazónico. Que religiosos presuntamente católicos se postraran ante la pacha mama y un ídolo masculino con una erección importante, llámenme carca y todas esas lindezas habituales entre los miserables que desprecian cuanto ignoran, pero se llama idolatría. Vamos a ver, que si fuese que el Papa va a visitar un país cualquiera, pongamos animista, y por razones protocolarias se ve obligado a asistir a una ceremonia Vudú, está en casa ajena y a lo mejor tiene que soportarlo. Pero que en tu casa, donde se supone que estás guardando los principios en los que crees, que te obsequien con una ceremonia pagana raya en lo incomprensible.
Alguien que entiende lo que yo se sintió gravemente ofendido y decidió coger los ídolos y arrojarlos al río. Y Francisco decidió pedir perdón por ello. Y uno se pregunta si la petición de perdón va por que no se debían haber hecho las cosas así –es decir, tirar los ídolos al Tíber-, o porque no se tenía que haber celebrado una ceremonia pagana en el transcurso de una misa delante de sus mismas barbas. Después de esto uno, en su ignorancia, puede pensar que no es que le hayan tomado el solideo a Bergoglio en su inmenso buenismo, sino que el que nos está tomando el pelo a nosotros es Su Santidad.
Y encima, Francisco, nos recomienda que del sínodo no nos quedemos en las “cositas”, como la posibilidad de que los “viri probati” (varones de reconocida virtud) puedan ser ordenados sacerdotes incluso estando casados. O que buscando la equiparación entre hombres y mujeres en la Iglesia, se acceda a que mujeres puedan ser líderes de comunidad, con atribuciones casi de párroco (o párroco real sin ser ordenado), o que en la liturgia –al igual que se ha hecho en esta ocsión en Roma- se incorporen ritos ancestrales de las tribus.
Si fundar una nueva religión son “cositas”, entiendo que los fieles se nos vayan formados de a tres por la puerta. Y los Obispos alemanes, que están en esas de organizar un sínodo ad-hoc para discutir si la Humanae Vitae es en nuevo Evangelio y hay que ir borrando parrafitos enteros de los cuatro en vigor, se están frotando las reverendas manos y calentando en la banda a ver cuántas “cositas” le cuelan por la escuadra a Su Santidad.
A mí me parece que a los Obispos actuales lo que les falta es fe, y se puede demostrar porque no tienen hijos espirituales jóvenes que renueven a la Iglesia no a base de inventarnos modernidades para estar más en la onda sino mediante propuestas creativas, como de hecho se están dando con nuevas congregaciones como esas fantásticas mujeres de Iesu Communio, con las Misioneras de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta, esos magníficos Hermanos de la Cruz Blanca, o mis queridas Hermanitas de Jesús.
No soy muy optimista al respecto de que la Iglesia rebrote espectacularmente, pero los ejemplos anteriores, junto con otros muchos, me permiten confiar en que se seguirá manteniendo la Iglesia Católica, aunque intenten relegarla a las catacumbas y desaparezca de la antes católica Baviera o la nunca cristianizada del todo Amazonia.
Háganme caso, que igual lo que hay que hacer es orar sin descanso, como nos dice Nuestra Señora en Fátima y Garabandal y dejarse de incorporar religiones ancestrales al Santo Sacrificio de la Misa y a los Sacramentos. Ya sé que esto no son las “cositas” que reflejan las conclusiones del Sínodo Amazónico, pero a lo mejor va por ahí la “Cosa”.
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