Sí, querido José Luis, parece que nuestra existencia es como una de las frases de Stefan Zweig que más me gusta, aquella que dice que "En la vida, los destinos están casi siempre separados: quienes comprenden no son los ejecutores, y quienes actúan no comprenden".

Somos prisioneros de nuestra época, de nuestra existencia. Siempre prisioneros y muy pocas veces libres. Pero ya nos hemos acostumbrado hasta el extremo de que nuestra existencia está anestesiada por cosas fútiles.

Tanto Tamara como yo compartimos el dolor de tus familiares y amigos al conocer tu fallecimiento.

Especialmente el dolor de Samira, María y Elías, a quienes hemos tenido la suerte de conocer y disfrutar de su presencia.

También hemos disfrutado de tu hospitalidad en aquella tierra asturiana de los Oscos, junto al fuego y la leña.

Que el padre común Abraham te acompañe.