“Entre la guerra y el deshonor, habéis elegido el deshonor, y tendréis la guerra”. Esta fue la famosa frase que Sir Winston Churchill espetó al Primer Ministro Británico Neville Chamberlain cuando volvió de vender Checoslovaquia a las ansias expansionistas nazis en una conferencia que pasará a la historia de la traición, la cobardía y la ceguera política.

Chamberlain pensaba que aplacando a la bestia Nazi, dándole todo lo que quería, aunque eso supusiera traicionar y vender a pueblos enteros, propiciando que se empachara de poder, que alcanzara todos sus objetivos expansionistas, conseguiría mantener su culo a salvo. Sólo hizo el ridículo.

En política, la historia ofrece numerosos ejemplos como para aprender de errores. No debe ser el caso en nuestro 'quijotesco' país. La dadivosidad para acallar voces y, por tanto, ceder ante el ruidoso y entretenerlo a base de subvenciones o convenios que no son más que dar dinero 'para tenerte contento' es una práctica que a los dirigentes se les está yendo de las manos, aunque durante un tiempo pudiera haber parecido una solución.

En Ceuta, los datos ofrecidos públicamente por el dirario digital 'Ceuta Ahora' estremecen. Son cifras que he contrastado con los Presupuestos Generales de la Ciudad Autónoma y me hacen reflexionar.

Las primeras preguntas que me hago son, ¿para qué se gasta dinero público en asociaciones que ofrecen charlas en dariya?. ¿Acaso esto no contribuye a dificultar la integración idiomática y favorece el índice de fracaso escolar?

Pero aún más, ¿por qué en el reparto de subvenciones, se rompe la equidad y a las entidades musulmanas se les aporta más de medio millón de euros frente a los 150.000 que reciben las Hermandades y Cofradías?

¿Considerarán a Cáritas, con los 240.000 euros anuales, que su gestión a los necesitados es sólo para crsitianos por ser una entidad católica? Sería un error de bulto. Cáritas no atiende a credos sino a las necesidades básicas de las personas y de las familias... y en ese punto los propios responsables de la entidad han manifestado estar abiertos a todos, y a fe que lo hacen.

Las dinámicas seguidas para contentar a determinados sectores de la sociedad en Ceuta, en detrimento de otros, no son más que el alimento que apacigua a la bestia. Generar en la sociedad la costumbre de recibir fondos públicos con los que algunos encuentran una forma de vida, provocará -cuando se acaben- conflictos, desórdenes y un sin fin de consecuencias negativas que ahora permanecen atenuadas mientras el dinero siga corriendo.

No poner freno al desahogo de algunos por temor a estos conflictos, nos trae a la memoria la célebre frase de un estadista de verdad, Sir Winston Churchill: “Entre la guerra y el deshonor, habéis elegido el deshonor, y tendréis la guerra”.